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Deportes

Jim Herman: cuando el invitado se convierte en alma de la fiesta

Hay veces en los que un invitado de última hora deja una impronta magnífica en una fiesta. Nadie contaba con su presencia, pero poco a poco se hace un hueco como actor principal de la misma. Es el caso de Jim Herman quien aunque no venía invitado, sí que se convirtió en el protagonista indiscutible del Wyndham Championship con su victoria

Jim Herman, con el trofeo de campeón
Jim Herman, con el trofeo de campeónPGA Tour

El rendimiento de Jim Herman en este Wyndham Championship no se puede discutir. Sin entrar en una sola quiniela, el veterano norteamericano se adueñaba del campeonato disputado en los hoyos del Sedgefield Country Club de Greensboro merced a un fin de semana de ensueño.

El sábado sorprendía con un estratosférico 61 que remataba este domingo con un 63 eagle, seis birdies y bogey) para reinar con uno de ventaja sobre BIlly Horschel y tres sobre Kevin Kisner, Webb Simpson, Doc Redman y Si Woo Kim. Todos le felicitaban, es de esos tipos que terminan cayendo bien y que merecen las alabanzas.

Esto le otorga, además, un salto enorme, de gigante, en la clasificación del playoff de la FedEx Cup, pasando del puesto 192 al 54. Y es que su triunfo va de datos, porque ha vuelto a inscribirse a un club en el que estaban únicamente Tiger Woods y él, y que representa a los jugadores que, desde el año pasado, han sido capaces de vencer teniendo como mínimo 40 años en el carnet (Tiger lo consiguió en el ZOZO Championship y él en el Barbasol Championship). 

Mal le fueron las cosas a los intereses de los españoles. Rafa Cabrera Bello se autosentenciaba con un 71 que le dejaba fuera de los playoffs de la FedEx Cup a pesar de un buen inicio (tres birdies en los cuatro primeros), pero que luego destrozaba con bogeys en el 7, 12, 16, 17 y 18. Demasiado castigo, pues se queda fuera de los 125 primeros y de cara al próximo año tendrá las cosas muy, muy difíciles.

Sergio García también estará fuera d ela siguiente fase al terminar con una ronda de 67 golpes que si bien le daba aire en la tabla, no era suficiente.