Real Madrid

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Zidane es mucho Zidane

No es un presuntuoso, pasa del show business y no necesita hacer la pelota a nadie en la fauna futbolera

Zidane habla con Asensio y Vinicius en el Camp Nou
Zidane habla con Asensio y Vinicius en el Camp NouDPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

Que Zidane es un crack lo demuestra que en dos años y medio consiguió situarse como el mejor entrenador de Champions de todos los tiempos junto a Carlo Ancelotti. Las dos nada sutiles diferencias entre ambos consisten en el tiempo. Al italiano le costó 13 años y el marsellés tiene 48 años; su colega, 61. Con lo cual cabe pensar que el primero tiene bastantes posibilidades de distanciarse del segundo y poner aún más tierra de por medio con el resto de rivales.

Lo del míster del Real Madrid no se ha valorado en su justa medida, tal vez porque no es un presuntuoso, quizá porque pasa del show business, seguramente porque le toca un pie tener que estar haciendo la pelota a periodistas, representantes, directivos, federaciones y demás fauna del mundo pelotero. Su mundo es de casa al trabajo y del trabajo a casa. Que lo suyo no es moco de pavo lo ratifica otro insignificante hecho: atesora más Copas de Europa que palabras mayores llamadas Mourinho, Guardiola, Del Bosque o Sir Alex Ferguson. Hace un par de meses, cuando empezaban a ponerle en solfa tras el «manchesterazo», insistí en la necesidad de apostar por la tranquilidad. No se puede ganar siempre. Y eso que hubo decisiones más que discutibles, como anteponer a Jovic a un Vinicius que se pasó los 90 minutos chupando banquillo cuando hubiera sido gloria bendita para desatascar una eliminatoria que se había puesto imposible por las pifias de Varane. Pero el fútbol es la ciencia menos exacta que yo conozco. Lo que hoy es una tragedia se puede transformar en una fiesta en un lapso de 72 horas. A los hechos me remito: hace tres días estaba destituido, o eso al menos sostenían esos listillos que ni siquiera tocan de oído, y ahora es un héroe. Tan cierto es que lo del Cádiz y lo del Shakhtar fueron dos gatillazos que sobraban como que hablar de sucesores de un tipo que ha ganado tres Champions y dos Ligas en cuatro años (hay que recordar que estuvo casi una temporada en off) es una frivolidad, si no una imbecilidad. Le fabricaron sustitutos hasta de debajo de las piedras. Que si Raúl, que si Pochettino, que si estaba sentenciado si perdía el Clásico y contra el Borussia Mönchengladbach, en fin, películas para no dormir.

Florentino Pérez no sólo confía en él sino que, es más, le encantaría que estuviera 15 ó 20 años más en la entidad al más puro estilo Ferguson. Lo del desangelado Camp Nou, desangelado más por la multicrisis culé que por la ausencia de público, fue la prueba del nueve de que plantear apriorismos con este tío es un ejercicio suicida. El feliz rescate de un Valverde que el año pasado fue el jugador revelación, y al que este año habían abonado a la irrelevancia, permitió esa operación sorpresa que fue la jugada del primer gol en y que dejó alucinado a un Barça que se las prometía muy felices. Este blitzkrieg sentenció el partidazo. Estoy seguro que era una jugada que estaba ensayada. Parecía extraída de la pizarra del vestuario blanco. El uruguayo generó espacios y desmarques sin cesar y fue una auténtica pesadilla para la cada vez más torpe defensa blaugrana. A Zidane le pagan por improvisar y esta vez, y van ya decenas, volvió a demostrar que resuelve problemas sobrevenidos como nadie. Los críticos, que increíblemente haberlos, haylos, sostienen que tiene una flor en el trasero. Si eso fuera cierto, bienvenida sea, porque no todos nacen con baraka, es el don exclusivo de los elegidos. Que el francés nació para ser futbolista sólo lo puede negar un tonto del bote o un envidioso, pero lo que nunca sospechamos es que el destino le había reservado un lugar en el Olimpo de los entrenadores. La lección que dio a un Koeman con mejor plantilla fue de las que hacen época, de ésas que se enseñan en las escuelas de entrenadores. Y, mientras, los criticones callaban como momias, y digo momias por no soltar la palabra que a todos ustedes se les está ocurriendo. Que se vean el Clásico de nuevo a ver si se les pega algo. Y un respeto para ZZ.