Wimbledon
Un Alcaraz - Sinner con la garganta seca: polémica en Wimbledon por su gestión del agua en plena ola de calor
El calor extremo pone a prueba la organización en la gran final británica
Wimbledon está viviendo estos días la edición más calurosa de sus 147 años de historia, con temperaturas que han rozado los 31 °C y que han puesto a prueba tanto a jugadores como a los miles de aficionados que llenan las gradas. El calor ha sido tan extremo que, ya en la primera jornada, los puestos de venta se quedaron sin las botellas reutilizables de la marca oficial del torneo, generando momentos de tensión entre los espectadores que buscaban hidratarse a toda costa.
Aunque la organización habilitó fuentes y grifos de agua para rellenar botellas, la escena se complicó cuando varios asistentes sufrieron mareos y golpes de calor, necesitando atención médica. Muchos usuarios han criticado a la organización por no prever una mayor cantidad de agua embotellada en venta, especialmente en un torneo que presume de cuidar todos los detalles y en donde al menos ocho personas han tenido que ser atendidas.
Parones que rompen la magia del tenis
De cara a la esperada final de mañana entre Carlos Alcaraz y el italiano Jannik Sinner, la organización del torneo debe mejorar la logística para que no vuelva a faltar agua, evitando así interrupciones durante el partido. Al mismo tiempo, crece el debate sobre si se debería cerrar el techo retráctil del Centre Court cuando el calor es extremo, ya que hasta ahora solo se utiliza oficialmente en caso de lluvia.
La imagen de la jugadora bielorrusa Aryna Sabalenka, quien se acercó a ayudar a varios aficionados afectados, se volvió viral en redes sociales y se sumó a la discusión sobre las condiciones extremas que están marcando este Wimbledon. Este hecho, también obligó a interrumpir el partido de semifinales entre Taylor Fritz y Carlos Alcaraz.
Las interrupciones del partido para atender a espectadores afectados por el calor rompen el ritmo del juego y perjudican directamente la concentración, el rendimiento y la eficacia de los propios tenistas en un momento culminante como será la final de mañana en La Catedral del tenis.