El Atlético se echa a dormir

Es raro que Griezmann pierda un balón y marque el rival en la misma jugada. Es raro que el francés se vaya sustituido a la hora de juego cuando el Atlético va perdiendo. Igual que Koke. Es raro que el Atlético no aproveche los espacios que dejaba Las Palmas a su espalda cuando se marchaba al ataque. Todo es raro. Incluso que Atlético pierda en Las Palmas y desaproveche la oportunidad de igualar a puntos al Real Madrid y al Girona en el liderato.

Es como si el Atlético se empeñara en creerse el discurso de Simeone que nunca quiere admitir que su equipo está capacitado para ganar la Liga. Puede hacerlo, por plantilla y por capacidad. Pero parecer más cómodo dependiendo de los demás.

Quería esperar el Atlético, dejarse dominar por Las Palmas, un equipo con gusto por la posesión y el dominio de la pelota. Un equipo que sabe jugar y que no tuvo miedo de enfrentarse a un grande. Mientras los rojiblancos esperaban en el fondo, los amarillos disfrutaban con el balón. Aunque a veces excesivamente despreocupados de lo que sucedía a su espalda.

Pero no era el día del Atlético, en el que el canterano Riquelme era el único que sostenía al equipo en ataque. Se le hace un poco larga esa posición de carrilero cuando el contrario le obliga a mirar hacia atrás, pero era el que llevaba al equipo hacia arriba por ese costado izquierdo. Y siguió haciéndolo en la segunda mitad cuando Simeone lo mandó al otro lado cuando Molina dejó su sitio a Javi Galán.

Desde la derecha puso el centro que Morata convirtió en el 2-1 que daba esperanzas al Atlético. Y estuvo cerca de conseguir algo más cuando se asomaba el final del partido. Barrios, que había ocupado el lugar de Koke como mediocentro lanzó un potente disparo que Valle, el portero de Las Palmas, desvió a duras penas. Morata estuvo atento para rebañar el rechace, pero su disparo casi sin ángulo lo rechazó el larguero.

Morata y los canteranos daban vida al Atlético. Ya habían sido Barrios y Riquelme los que armaron la jugada en la que el Atlético estuvo cerca de igualar a uno cuando el marcador sólo registraba el gol de Kirian. Un pase de Barrios a la espalda de la defensa lo explotó Riquelme para llegar al área, pero su disparo lo escupió dos veces el poste después de rebotar en el poste. Los mejores momentos del Atlético llegaban, como es habitual, cuando lo tenía todo perdido.Igual que sucedió la temporada pasada cuando ya había perdido el año.

Los canteranos suben el nivel del equipo mientras Oblak echa de menos la seguridad de otros tiempos. Pudo hacer más en los dos goles el esloveno. En el primero, un disparo desde fuera del área de Kirian, la pelota no iba tan fuerte ni tan colocada como para que el Oblak de los mejores tiempos no llegara. Lo mejor de la jugada fue cómo Javi Muñoz dejó pasar la pelota entre las piernas para que le llegara a su capitán, que preparaba ya el remate.

En el segundo gol, Benito le remató al poste que defendía. Muy fuerte, pero al palo del portero. Y Oblak tampoco pudo evitar el gol. Las Palmas aprovechó en esa jugada las armas que suele utilizar el Atlético. Fue a presionar a Barrios, que recibió un pase muy comprometido de Hermoso y atacó la espalda de la defensa rojiblanca, que estaba pensando ya en armar el ataque. Munir se paró a pensar y vio la llegada de Benito por la izquierda sin que nadie le molestara. Después Oblak no tapó. Pero eso ya no es tan raro.