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Superación
El boxeador que rompe barreras tras declararse abiertamente gay: "Mi padre me pegaba para enderezarme..."
Oscar Bonifacino debutó como profesional hace cinco meses pero el boxeo no es solo su deporte sino su salvavidas.

Oscar Bonifacino tiene 21 años, es uruguayo y boxeador profesional. Debutó en el deporte profesional hace cinco meses y en junio fue uno de los protagonistas del festival KO a las Drogas, que organiza la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) y que se llevó a cabo en Buenos Aires. Hasta ahí, nada fuera de lo común. Salvo que Bonifacino es gay y lo expone con orgullo.
Bonifacino se ha convertido en una figura inspiradora dentro del mundo del deporte al declararse abiertamente gay en un ámbito tradicionalmente marcado por el machismo y la homofobia. Su historia de superación personal y la búsqueda de identidad, ha captado la atención de los aficionados y reabierto el debate sobre diversidad e inclusión en el boxeo.
Aún quedan muchos pasos que dar contra la homofobia en el deporte pero el púgil uruguayo está dispuesto a darlos todos.
Criado en el asentamiento Mario Benedetti, en Maldonado, Bonifacino atravesó una infancia difícil en la que la violencia física y verbal en el seno familiar eran algo habitual. “Nunca tuve el cariño de mi familia”, confiesa. Durante su adolescencia -marcado por el dolor y la inseguridad- empezó a coquetear con ciertas sustancias y a tener problemas escolares, hasta que a los 18 años encontró en el boxeo una vía de escape. Fue su cuñada Jacque quien lo incentivó a ingresar a un gimnasio para canalizar su energía y evitar un final trágico.
Desde su primer entrenamiento, Bonifacino mostró determinación y talento. Debutó como amateur apenas un mes después de calzarse los guantes por primera vez, y rápidamente se destacó en el circuito local. Su vínculo con la entrenadora Elizabeth Cabrera fue clave en su desarrollo: “Más que mi entrenadora, es como una madre. Me ayudó con comida, ropa y me abrió las puertas de su casa”, relata.
"Me pegaba para enderezarme"
Fue también Cabrera la primera persona con quien Bonifacino pudo sincerarse sobre su orientación sexual. “Cuando vivía con mi padre, él me pegaba para ‘enderezarme’. Yo bloqueé esa parte de mí”, recuerda. Tras una pelea en la que el desgaste emocional lo afectó, decidió contarle a su entrenadora que era gay. Desde entonces, afirma haber encontrado una nueva libertad: “Me sentí feliz, completo. Siempre fui alegre, pero esto me ayudó a completarme”.
Bonifacino cerró su etapa amateur con solo dos derrotas en sus últimos 14 combates y obtuvo el segundo puesto en el Campeonato Latinoamericano Amateur del Consejo Mundial de Boxeo en 2024. En febrero de 2025 debutó como profesional con una victoria por nocaut técnico, y en junio volvió a ganar por puntos en el festival KO a las Drogas en Buenos Aires, donde lució una faja con los colores de la bandera arcoíris.
"Vivir sin miedo"
Su decisión de visibilizar su identidad en un deporte altamente masculinizado lo posiciona como un referente de autenticidad. “No solo busco la victoria en el ring, sino abrir caminos para que nadie tenga que esconderse. Mi lucha es por la libertad de ser auténticos, por romper prejuicios y demostrar que la fuerza nace del corazón. Que mi historia inspire a quien sueña con vivir sin miedo y a quienes aún buscan su Voz.”, afirma. Su promotor, Sampson Lewkowicz —quien ha trabajado con figuras como Manny Pacquiao y Sergio “Maravilla” Martínez— considera que Bonifacino tiene un futuro prometedor y que su valentía lo convertirá en un ejemplo para muchos.
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