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Hípica
Carlos Hernández: “El caballo no juzga quién eres, sino cómo te comportas"
El psicólogo especializado en terapias y aprendizaje asistidos con equinos asegura que "no sólo benefician al individuo, sino también al entorno que le rodea"

Carlos Hernández es psicólogo especializado en terapias y aprendizaje asistidos con equinos. Miembro fundador de la alianza internacional AINISE y de Equability Malta, además forma parte de la Red Europea de Terapias con Equinos (EEATN) y de la Federación Internacional de Servicios Asistidos con Equinos (HETI). Desde Malta, donde desarrolla buena parte de su labor profesional, Hernández impulsa un proyecto en Madrid con el objetivo de integrar la psicología y el bienestar emocional a través de la conexión entre humanos y caballos.
"Todo empezó con un voluntariado en una hípica de Madrid en 2006, justo después de acabar la carrera. Asistía a sesiones de hipoterapia con niños del espectro autista o con síndrome de Down, y me di cuenta de que la conexión entre el participante y el poni era muy beneficiosa. No sólo mejoraban los menores, también sus familias. Vi que la interacción con el caballo podía tener un efecto psicológico, físico y social cuando está guiada por profesionales formados", apunta.
"El caballo inspira emociones arquetípicas: libertad, nobleza, fuerza, serenidad… pero también puede despertar miedo o respeto, lo que nos invita a superar límites personales. Además, los equinos no juzgan; perciben nuestras emociones a través del lenguaje corporal, algo vital para su supervivencia. Esa lectura emocional convierte la interacción en un espejo de nuestro propio estado interior", señala Carlos. Y detalla cómo se adapta el caballo a las diferentes necesidades: "El caballo debe estar equilibrado física, emocional y socialmente. En terapia, un caballo puede sostener un abrazo de una persona en duelo o reflejar la ansiedad del participante para ayudarlo a gestionarla. El profesional es quien traduce esas señales equinas al proceso psicológico humano. Y es esencial cuidar al caballo después de cada sesión, con la guía de un experto equino que vele por su bienestar. Los caballos reflejan lo que llevamos dentro y esa es una de sus mayores virtudes terapéuticas. Pero para que este proceso sea realmente sanador, debe estar acompañado por un profesional que sepa interpretar y conducir esa experiencia".
"Hay un caso de un niño con autismo -lo llamaremos Eduardo- que no lograba adaptarse a otras terapias. Con el caballo empezó a relajarse y los cambios fueron notables también en su familia. Mientras él hacía su sesión, los padres recibían acompañamiento psicológico: la madre participaba en ejercicios pie a tierra y el padre disfrutaba jugando con el perro de la hípica. Esa intervención mejoró la convivencia familiar y su bienestar emocional. Las terapias asistidas con equinos (EAS) no sólo benefician al individuo, sino también al entorno que le rodea", asegura Carlos.
"Los psicólogos aportamos el marco clínico y metodológico que da validez a las intervenciones con caballos. En AINISE trabajamos para profesionalizar el sector, con formación, registro de profesionales y bienestar equino como pilares. Hemos creado un manual gratuito y colaboramos en estudios científicos con universidades españolas y extranjeras. Así sumamos evidencia a los beneficios de las EAS, en línea con la red europea EEATN y la federación internacional HETI. El futuro lo visualizo como un campo en expansión que puede aportar mucho a la sociedad: salud, educación, sostenibilidad y empleo. Estamos en un momento ideal para consolidar este crecimiento, siempre con rigor profesional y respeto hacia los animales. A veces, el mejor terapeuta no lleva bata blanca, sino cuatro patas y un corazón inmenso", concluye Carlos.
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