Puños fuera: Yo viví la histórica noche de Malta

España comenzó con buen pie su andadura para la Eurocopa 2020 y mañana se enfrenta a Malta en La Valeta, un rival que me traslada en el tiempo al 21 de diciembre de 1983 donde tuve la fortuna de debutar con mi Selección en el mítico partido del 12-1. ¡Qué noche la del Benito Villamarín! Una de las mayores alegrías del fútbol español hasta la llegada de los grandes títulos.

Los alaridos de Poli

Recuerdo que al descanso llegamos 3-1 y de esos quince minutos de reflexión en los dos primeros el silencio era sepulcral. De pronto, Poli Rincón empezó a dar alaridos, a gritar que era posible. Pero teníamos que hacer ¡9 goles en esos 45 minutos restantes! Tras la conjura con Miguel Muñoz y Vicente Miera, nuestro seleccionador y su segundo, saltamos decididos a obrar el milagro en la segunda parte. Y en 10 minutos mágicos pasamos del 3-1 al 7-1. Cuatro goles que nos insuflaron aún más adrenalina de la que ya llevábamos encima.

El triunfo de la fe

Por si esto fuera poco el estadio, que empezó con 30.000 espectadores, se iba llenando a medida que caían los goles porque habían dejado las puertas abiertas ya para todos. Con el gol de Señor, el 12 que nos daba la clasificación, la euforia se apoderó del estadio, de la ciudad de Sevilla y de todo el país. Muchos espectadores invadieron el campo antes del pitido final y tuvimos que ayudar a «devolverles» a la grada para evitar una sanción de la UEFA que acabara con aquel sueño. Un tiempo interminable hasta que el colegiado turco señaló el final de una victoria que supuso un punto de inflexión tras el fracaso de España en el Mundial de 1982. Y nada raro salvo la fe del equipo nacional, ni limones ni gaitas... Yo disfruté esa noche histórica. Y mañana ponemos a prueba al hijo del portero de los 12 goles, al hijo de Bonello. El fútbol, la vida.