Vuelta a España 25. Etapa 17

Pellizzari devuelve la normalidad a la Vuelta

El italiano, mejor joven de la carrera, se impone en la cima del Morredero en la primera etapa pacífica en muchas jornadas

Ciclismo/Vuelta.- AMP. Pellizzari se impone en solitario en El Morredero en otro combate nulo entre Vingegaard y Almeida
Pellizzari, ganador en El MorrederoEuropa Press

El ánimo está revuelto en la carrera y el viento en la cima del Morredero a primeras horas de la mañana no ayudaban a tranquilizarlos. Un vendaval azotaba la cima desnuda que esperaba el final de la etapa, cimbreaba la antena que hace de repetidor de televisión y evitaba que subieran muchos de los camiones que esperan habitualmente en la llegada. Ahora es negro lo que antes era verde en una montaña devastada por los incendios de este verano. El olor a quemado todavía resiste y la lluvia ayuda a despertarlo.

En ese paisaje ahora desolador donde se esperaba que Vingegaard pudiera sentenciar la Vuelta o Almeida discutirla, ganó Pellizzari, el mejor de los jóvenes. Un italiano que ha crecido admirando a Pogacar y que el próximo 21 de noviembre cumplirá 22 años, fue el primero en llegar. Sólo él y el estadounidense Riccitello se atrevieron a atacar. Los dos corredores que luchan por el maillot blanco que distingue al mejor joven, como si ese fuera el premio principal y no el maillot rojo de líder.

Riccitello no se esconde. El pequeño estadounidense es el más destacado del equipo Israel, el que pelea por los primeros puestos de la general. Él y Marco Frigo son los ciclistas que huyen del anonimato en el equipo que ha provocado que la Vuelta se convierta en una zona de guerra. Sin miedo, con ambición.

La que les faltó a los favoritos, que no dieron la impresión de estar en su mejor momento. Con la escapada del día anulada al comienzo del puerto del Morredero, Vingegaard puso a tirar a sus compañeros del Visma. La estrategia pareció funcionar. Almeida se desenganchó en las primeras rampas, pero el ataque de Vingegaard nunca llegaba y el portugués acabó regresando a su lado. "Pusimos un ritmo constante, pero Jonas no ha tenido un buen día. Aunque tampoco ha sido malo", explicaba Sepp Kuss, el guardaespaldas de Vingegaard en las cuestas, después de la etapa. "No ha sido mi mejor etapa", reconocía, "pero a veces es así. No perder tiempo en un mal día es algo bueno".

"Hacía viento de cara, y hoy nadie quería gastar, por eso nadie tiraban", reconocía Almeida, agotado después de la etapa. No había fuerzas para que los favoritos se atacaran y mañana espera la contrarreloj que puede decidir la Vuelta en las calles de Valladolid. Sólo lo hizo Hindley en su empeño por acercarse al podio, aunque acabó cediendo un par de segundos en la llegada ante su Tom Pidcock, su rival por la tercera plaza, y otros dos de bonificación.

En el día en que regresaba la paz a la carretera, sin sustos provocados por las protestas propalestinas, tampoco hubo pelea entre los candidatos al triunfo final. Pellizzari devolvió a la Vuelta la normalidad. "Mi principal tarea era ayudar a Hindley por el podio", reconoce. Su compañero en el el Red Bull Bora lo intentó. "Intentamos atacar en las primeras rampas del puerto, las más duras, que no son las mejores para mí. Jai lo ha intentado, pero no ha podido. En los últimos tres kilómetros los favoritos iban todos juntos, me han dicho que atacara, me han dejado y me he ido", cuenta. Y Pellizzari, obediente, ganó.