Vuelta a España 25

El primer zarpazo de Vingegaard

Logra la victoria en el primer final en alto de la Vuelta y se viste con el maillot rojo

LIMONE PIEMONTE (ITALIA), 24/08/2025.- El ciclista danés Jonas Vingegaard (Visma-Lease a Bike) celebra su victoria en la segunda etapa de la Vuelta a España que ha discurrido este domingo por carreteras italianas con un trazado de 157 kilómetros entre Alba y Limone Piemonte, y donde se ha producido el primer final en alto de la carrera. EFE/ Javier Lizón
Segunda etapa de la Vuelta a EspañaJavier LizónAgencia EFE

A Jonas Vingegaard apenas le dio tiempo a celebrar la victoria. La llegada fue tan justa, tan apretado el esprint con Ciccone que apenas pudo apretar el puño para demostrar que él era el ganador mientras terminaba de lanzar la bici sobre la línea de meta.

Para Vingegaard, que además del triunfo se lleva el maillot rojo, la victoria es algo más que eso. Es su manera de demostrar que no ha venido a la Vuelta de paseo, que viene a cobrarse la pieza que le obligaron a dejar volar en 2023, cuando su equipo, el Visma, decidió respetar el liderato de Sepp Kuss después de una escapada.

Tampoco ha venido a quejarse el danés, que sufrió una caída a falta de 26 kilómetros. Comprobó que los rasguños no eran profundos, recuperó su bici y volvió a montarse después de que la mayoría de sus compañeros se fueran al suelo. Zingle fue el peor parado, se le salió el hombro, pero consiguieron recolocárselo para que volviera a rodar. «Íbamos tranquilos por las rotondas, pero el piso resbala mucho y con la lluvia aún más. Nos hemos ido al suelo, pero estamos todos perfectos», explica Kuss.

«No tenía pensado vestir el maillot rojo tan pronto», confiesa Vingegaard. Quiere su tercera grande y su equipo ha recuperado el orden. Ahora vuelve a ser Sepp Kuss el que trabaja para él. El estadounidense fue el encargado de cerrar el hueco que abrió Marc Soler con el primer ataque de la subida, un puerto tendido de diez kilómetros que sólo se endurecía en el último tramo

Desde la salida en Alba, la cuna de la familia Ferrero, propietaria de Ferrero Rocher y de Nutella, el viaje era tranquilo hasta la estación de esquí de Limone Piamonte, un paraje en otro tiempo descuidado que el gobierno de la región quiere revitalizar.

Un final que llevaba el nombre de Ciccone por estilo y porque corría en casa. Pero Vingegaard lo borró sobre la línea antes de que la niebla cubriera la montaña. «Sabíamos que no iba a ser un puerto muy duro para hacer diferencias, pero Jonas tiene una buena punta de velocidad y no iba a perder la oportunidad de coger el maillot rojo. Hicimos un buen trabajo en equipo y estamos muy satisfechos por la victoria».

Vingegaard asume el mando de la carrera forzado por el trazado, pero no quiere perder demasiado tiempo en asuntos que le distraigan de la carrera. Después de tres preguntas en la rueda de prensa se levantó sin esperar más que tres preguntas. «Cuando una victoria está al alcance no hay que dejarla escapar. Queda lejos Madrid. Vamos día a día y veremos si es tiempo para dejar el maillot o seguir como hasta ahora» , dice. «Los próximos días tendremos que tomar mucho el control, aunque después de la crono por equipos veremos cómo estamos», añade Kuss.

El danés tuvo dudas, pero mantuvo la fe en una victoria que pone orden en la Vuelta casi desde el comienzo. «El final ha sido duro, se ha subido a un ritmo muy fuerte. Es una subida en la que no podías ir a rueda fácilmente. Ciccone atacó con fuerza y a cien metros creía que no lo iba a poder superar pero después de la curva he visto que podía ser», confiesa.

Y fue. Aunque el danés asegura que no era un día para gastar fuerzas, que «hay que elegir las batallas», en su cabeza estaba demostrar desde el comienzo que es el más fuerte de la carrera. El único ganador de dos Tours que hay en la carrera. Aunque Bernal, que entró cuarto, está dispuesto a sumar una Vuelta a su Tour y a su Giro.