Ciclismo

El “Tour horribilis” de Enric Mas

Enric Mas llegó aspirando al podio, pero un positivo por Covid le obliga a abandonar cuando iba undécimo en la general y entre un mar de dudas por su miedo a los descensos

Casi nada le ha salido bien a Enric Mas en este Tour
Casi nada le ha salido bien a Enric Mas en este TourPHOTO LUCA BETTINI/SPRINTCYCLINGPHOTO LUCA BETTINI/SPRINTCYCLING

Llegaba como la principal opción española a la clasificación general del Tour, y se va dos días antes de tiempo y entre un mar de dudas. A Enric Mas, la carrera que se fijó como gran objetivo de la temporada le ha dado palos de todos los colores. El mallorquín no ha logrado levantar cabeza tras sus caídas de primavera, en lo que va camino de ser una temporada para olvidar. Un «annus horribilis».

O un Tour «horribilis», al menos. Todo lo que pudo salir mal, salió mal. Mas llegaba a Copenhague con la mirada puesta en el podio de París. Su carta de presentación, un quinto y un sexto puesto en los dos últimos años, logrados a base de resistir junto a los mejores y ser consistente dentro de su nivel frente a la irregularidad de algunos rivales. La planificación, en teoría, era la correcta. Llegar un poco corto de forma al principio –quizás algo más de lo deseado, por no haber podido acabar el Dauphiné correctamente– para estar a tope en la tercera semana y explotar su regularidad. El balear es un auténtico reloj, y esa es una de sus cualidades a aprovechar. Pero el resultado no ha podido ser más adverso.

poco antes de comenzar la 19ª etapa, el Movistar Team anunciaba que Mas había dado positivo por covid-19 y no podía tomar la salida. Era la puntilla a una carrera que se le fue poniendo complicada a medida que iban pasando las etapas. Salvó muy bien la primera semana, arropado por el equipo. Incluso salió ileso de la jornada de los adoquines, siempre tan traicionera. Logró pasar los días tensos y las caídas que mandan gente a casa. Y se presentó en los Alpes muy cerca de los favoritos, con la única pérdida de la contrarreloj inicial en la capital danesa.

Pero un corte de digestión en el Galibier lo tiró todo por la borda. «Iba vacío desde el principio del puerto», confesó un Enric Mas, que salió a los primeros ataques en el Télégraphe, pero de repente se sentaba en la bici y empezaba a ser adelantado por sus rivales. Todavía mostró buenas piernas en Alpe D’Huez, dejando entrever una esperanza quizá ya no para el podio, pero sí para repetir un papel similar al de los años anteriores.

Llegó el segundo día de descanso y, con él, la antesala de los Pirineos. Enric seguía optimista: «Van a ser un infierno con tanto calor, y eso me encanta», comentó entonces. Pero surgió otro problema: los descensos. Ya le pasó en el Galibier, que se hizo rápido y le impidió conectar de nuevo con la cabeza, mientras el resto de aspirantes se reagrupaba. Y en unos Pirineos de etapas cortas, nerviosas y a fuego, no hubo una bajada tranquila.

La imagen del descenso del Aubisque, completamente agarrotado, sin fuelle en la pedalada, fue perfectamente descriptiva del estado mental de Mas. Tras sus últimas caídas, le ha cogido miedo a los descensos y eso se traduce en tensión, pérdida de tiempo y una peor recuperación. En apenas tres días, pasó de tener ganas de Pirineos a pedir disculpas a la afición española «por no poder dar más», y reconocer públicamente que tiene un problema con las bajadas. El positivo por covid de ayer le quitó el último atisbo de sentido a este Tour para él. Aunque fuese sólo por pura practicidad. Su 11º puesto implicaba 150 puntos UCI que igualarían la cosecha de Movistar frente al resto de equipos que se juegan el descenso. Ahora tampoco cuentan con ellos, y casi todos los equipos que estaban por debajo al inicio de la carrera han hecho más puntos que el equipo español para seguir en el ProTour.

Mas ahora debe descansar, recuperarse del covid y empezar a pensar en darle la vuelta a la situación. Por piernas, ha vuelto a demostrar que está al nivel necesario para pelearse con los mejores. Ahora llega la Vuelta a España, «su» carrera, donde ya ha sido dos veces segundo. La mejor manera de olvidar un mal Tour es hacer un buen papel en la ronda española. Soltar los nervios, desbloquear la mente y volver a ser ese duro escalador capaz de lo mejor. El talento está ahí, sólo tiene que volver a salir a la superficie.