Maltrato

El duro relato de abusos de la gimnasta María Añó : "¡Gorda celulítica, eres lo peor!"

La pentacampeona de España de gimnasia rítmica ha relatado en La Hora de La 1 los maltratos y las vejaciones que sufrió de su entrenadora, ahora inhabilitada: "Me dieron un hueso para comer como castigo"

La gimnasta María Añó ha relatado los busos de su entrenadora
La gimnasta María Añó ha relatado los busos de su entrenadoraInstagram/TVE

La gimnasta española María Añó, campeona de España de rítmica en varias ocasiones, ha denunciado los años de abusos y vejaciones sufridos por parte de sus dos entrenadoras. En una entrevista en 'La Hora de La1' la joven gimnasta relata los comentarios y humillaciones que sufría constantemente pese a ser una menor. Cuenta que los insultos como "gorda o celulítica, eres lo peor" eran habituales hasta el punto que ella llegó a normalizarlo. "Como pasaba habitualmente yo lo normalicé. Salía llorando del entrenamiento, llegaba a mi casa y me iba a dormir". Además, comenta que no lo denunció antes por miedo: "Si me quejo y me echan se acaba mi sueño".

Por suerte, María -aconsejada por su madre y tras ser llamada "loca" por una de sus entrenadoras- decidió ir a un psicólogo y este fue el que le ayudó a ver que esas vejaciones no eran normales y la animó a denunciar. Unos meses después acudió al Comité Tres Veces No, plan de prevención y actuación ante el abuso, acoso y agresión sexual de la Real Federación Española de Gimnasia (RFEG), para relatar abusos de autoridad por parte de la entrenadora que había tenido desde los tres años en el Club Mabel de Benicarló. La Federación expulsó a la entrenadora y el caso terminó en el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD), que resolvió a su favor a finales de 2022.

Dos años de inhabilitación

El TAD ratificó la sanción de la Federación a la entrenadora con la inhabilitación para ocupar cargos en la organización deportiva y licencia federativa. Esta medida fue respaldada por el Comité de Disciplina Deportiva por abuso de autoridad y actos notorios y públicos que atentan contra la dignidad o decoro cuando revisten “especial gravedad en el Reglamento de Disciplina de la RFEG” en una resolución definitiva en vía administrativa.

Fue en 2020, cuando decidió iniciar trámites de acciones legales, ya que la amenazaban a ella y a su familia y los constantes ataques para desprestigiarla, que ella misma denunció en sus redes sociales.

Ahora, la sentencia del pasado 15 de diciembre impone a la entrenadora una sanción consistente en la inhabilitación para ocupar cargos en la organización deportiva y privación de la licencia federativa de la Real Federación Española de Gimnasia por el tiempo de 2 años, por la comisión de infracciones muy graves recogidas a) y h) del artículo 34 del reglamento disciplinario de la RFEG.

“Hay que dejar de normalizar que te insulten, que te llamen gorda pesando 38 kg, que te dejen sin comer, que te pesen constantemente o que te peguen con barras para estirar los pies”, lamenta.

Tras estas experiencias, María Añó desarrolló un trastorno alimenticio, y tanto su cuerpo como su mente se bloquearon. “No podía ni levantarme de la cama, me pasaba el día llorando...”, recuerda.

"Un hueso para comer como castigo"

De hecho, Añó ha relatado como eran los castigos con la comida. En TVE ha asegurado que esta entrenadora le dejaba sin comer cuando fallaba en una competición y el estricto régimen al que le sometía antes de algunas pruebas. “Me castigaban con la comida. Me restringían alimentos en todas las competiciones. En Valladolid, en una prueba de conjuntos mi compañera y yo fallamos y a las demás compañeras les dio el trozo de pollo que nos tocaba para cenar y a mi compañera y a mí nos dio el hueso y nos decía que no merecíamos comer porque habíamos fallado. En competiciones como el Mundial de 2018, la seleccionadora y la directora nos decían que estábamos cadáveres. Nos alimentábamos a base de sandía, que yo tenía brackets y me acuerdo que me costaba un montón comer sandía; de sopa, pero sin fideos porque era pasta y engordaba; tampoco nos dejaba comer plátano porque decía que engordaba bastante; y en el Europeo de 2018 los días que estuvimos nos alimentábamos a base de tónica”.

Ahora, y tras haberse tomado un tiempo alejada de la gimnasia rítmica, María Añó señala que vuelve a "tener ilusión" por este deporte.