Real Madrid

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El orgullo de Zidane

No ha perdido el francés en el Camp Nou como entrenador. Quiere que el duelo de hoy sirva como preparación de la Champions

Zidane observa el entrenamiento del Madrid / Efe
Zidane observa el entrenamiento del Madrid / Efelarazon

No ha perdido el francés en el Camp Nou como entrenador. Quiere que el duelo de hoy sirva como preparación de la Champions.

Podría delegar la decisión, podría hablar de otras cosas, podría incluso buscar alguna excusa para no hacer el pasillo, como hizo el Barça, escondiendo las verdaderas razones o intentando blanquearlas. Pero a Zidane no le hace falta. Ya dijo hace semanas que no iba a haber pasillo esta noche en el Camp Nou. Y no lo va a hacer el Real Madrid: «Voy a aclarar el tema. No soy quién para decidir que no se hace el pasillo. Hay que hablar de la situación porque después del Mundial de Clubes entiendo que para ellos no era importante hacer el pasillo. Algunos dicen que no estaban en la competición, pero es mentira porque tienes que ganar la Champions para jugar el Mundial de Clubes y en la Champions estamos todos».

Tiene Zizou demasiada carrera como futbolista y tanto éxito como entrenador como para necesitar ahora excusas para su toma de decisiones. El pasillo, como el partido de esta noche, es más una cuestión de orgullo. «Ellos no hicieron pasillo y nosotros, con respeto, no vamos a hacerlo porque no lo hicieron. Respetamos lo que hizo el Barcelona, que ha ganado la Liga y es lo más difícil para mí, siempre lo he dicho. Les felicito y esto es el respeto. Es una cuestión mía, nada del club. No voy a romper nada, pero no vamos a hacer una cosa que ellos no hicieron».

Toma decisiones Zidane porque se ha ganado el derecho a decidir, tras conducir con éxito al Madrid tres veces seguidas a la final de la Champions. Su éxito es rotundo y las críticas que desde otros sectores del fútbol se lanzan a los árbitros no lo van a desmerecer: «Nosotros merecíamos estar en la final de la Champions por lo que hicimos desde el principio de la temporada. Hemos ganado partidos con dificultades, como es normal. No podemos minimizar lo que hicimos. El tema de los árbitros no va a cambiar lo que cada uno dice. Lo que nos importa es valorar lo que hemos hecho. Nosotros luchamos y corremos en el campo. Ahí está lo que hicimos contra los rivales en la Champions».

Da la cara por su equipo y espera que los jugadores la den por él esta noche, como siempre han hecho en campo rival con el francés en el banquillo. En su primera temporada, en el Camp Nou, el Madrid de Zidane se dio un baño de ego al ganar un partido que iba perdiendo y que terminó jugando con uno menos. Quizá fue el día en que se convenció de que aquel año que parecía catastrófico podía acabar con éxito. Y ganó la Champions.

La campaña pasada, el Madrid, con un cabezazo de Ramos, empató en el campo del Barcelona, en el último minuto, para demostrarse a sí mismo que su capacidad de supervivencia era infinita y que podía llevarse la Liga y la Copa de Europa, por segunda vez consecutiva. Y este verano, ganó en la Supercopa. Hoy, el Madrid de Zidane llega al estadio barcelonista pensando sólo en el sábado 26 de mayo, en la final de la Champions: «Tenemos cuatro partidos y lo vamos a hacer de la mejor manera porque hay que terminar lo más arriba posible. Tenemos que preparar la final de la Champions y eso se hace manteniendo la intensidad en los partidos», decía ayer el entrenador francés. No es una cuestión de puntos, es otra cosa, es la rivalidad, es dar la cara en campo enemigo, es reír el último.