Eurobasket

España cae ante Eslovenia (72.92) y se queda fuera de la final del Eurobasket

Eslovenia jugó el partido de su vida y derrotó a un grupo irreconocible que peleará por el bronce.

El base de la selección española de baloncesto Ricky Rubio (i) y el base de Eslovenia Aleksej Nikolic, durante el partido.
El base de la selección española de baloncesto Ricky Rubio (i) y el base de Eslovenia Aleksej Nikolic, durante el partido.larazon

Eslovenia jugó el partido de su vida y derrotó a un grupo irreconocible que peleará por el bronce.

España no podrá defender el oro logrado hace dos años en Francia. Eslovenia tumbó al campeón en la mejor noche de su historia. Los balcánicos jugaron el día D el partido de su vida. Lo decían su actitud, su frescura de piernas, su mirada, sus colmillos... Eslovenia fue muchísimo más que Doncic y Dragic y España fue muy poco, casi nada, un equipo irreconocible que no estuvo a la altura de su maravillosa historia. La décima semifinal consecutiva en un Eurobasket terminó de modo muy diferente a las nueve anteriores. Hubo derrotas antes, sí (3), pero ninguna fue como la de ayer. La puntería de los eslovenos en los dos primeros cuartos y la mala lectura del partido en el tercero fueron la tumba de España. Nunca hubo una opción de pelear por la final y eso no se había visto nunca en el legendario grupo de Scariolo. Ahora queda luchar por el bronce para cerrar un campeonato en el que España llegaba como favorita y en el que cumplió con el guión hasta el penúltimo capítulo. En el que puede ser el último torneo de Pau, en el que va a ser el último de Navarro, la Selección está obligada a levantarse en busca de una medalla que rinda honores a unos jugadores irrepetibles.

Eslovenia es un justísimo finalista. España logró alcanzar el descanso en pie después de la mayor exhibición de tiro de todo el torneo. Los eslovenos en vez de estar jugándose el pase a su primera final del Eurobasket pareció que competían en un concurso de triples. En el primer cuarto anotaron media docena y lo hicieron cinco jugadores diferentes. En el segundo sumaron cuatro triples más. El balance después de dos cuartos era un brutal 10/15 (67 por ciento) y llegó a ser un 9/12. Los hubo imposibles como el que se permitió Dragic para cerrar el primer cuarto, afortunados como alguno de Doncic, bien defendidos... el caso es que España no se fue a los vestuarios tambaleándose porque el equipo recurrió a una de las claves que apuntó Scariolo, la paciencia. Quizá fue de lo único para presumir. Los tirones eslovenos llegaron desde el principio. Ricky se ocupó de Dragic; San Emeterio, de Doncic, pero lo único que funcionó y durante pocos minutos fue la segunda unidad. Con los secundarios España se ajustó mejor atrás. Sufrió los empujones provocados por la puntería de los balcánicos, pero el equipo se metió en el partido con muchos sudores.

Lejos, muy lejos (3/12) del imposible porcentaje de los de Kokoskov, España estaba todavía más obligada a recurrir a la superioridad en el juego interior, a usar a los Gasol. Nadie es tan letal como ellos en la zona, pero no hubo manera. En los cuatro primeros minutos del tercer cuarto España falló cuatro triples. Fue un empeño derivado de la ansiedad. El equipo se empecinó en jugar por fuera. Eslovenia, sin necesidad de repetir los siderales porcentajes de tiro, mantuvo la brújula. Y de eso se encargó Luka Doncic. Fue como si el base adolescente del Real Madrid llevase toda la vida jugando semifinales del Eurobasket.

Al margen de lo que señalan sus números (11 puntos, 12 rebotes y 8 asistencias que demuestran que hace de todo y lo hace bien) su mayor virtud es que hace mejores a sus compañeros. Tipos de la clase media-baja del baloncesto continental como Dimec, Zagorac o Nikolic se lo creyeron. Otros como Blazic, Randolph, Vidmar y Prepelic han encontrado un líder que les convierte en más peligrosos. Eslovenia dejó el partido liquidado en el arranque del último cuarto (57-76, min 31). Los intentos de España fueron inútiles y el equipo terminó ofreciendo una imagen deslavazada, una pena. Cada uno hizo la guerra por su cuenta. El «Chacho», Pau, Marc, Ricky... No hubo nada, tampoco soluciones desde el banquillo. Ninguna de las virtudes apareció. Los triples fueron un lastre, pocas asistencias, demasiadas pérdidas... Queda por comprobar de qué forma afecta la derrota a un equipo al que sólo le servía el oro. Porque España puede cerrar el Eurobasket con una nueva medalla. Que nadie lo olvide. Sería la sexta consecutiva, un logro enorme, otro más, pero Eslovenia demostró que quizá una era está terminando y que el mejor equipo europeo del siglo XXI está camino de volver a la realidad. Con Doncic al frente, Eslovenia demostró que es muy posible que los tiempos en Europa estén cambiando.