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El laberinto de Solskjaer

El United cambió su forma de jugar con la llegada de Cristiano Ronaldo, pero el técnico no ha logrado encajar todas las piezas para que el equipo funcione

Ole Gunnar Solskjaer, entrenador del Manchester United.
Ole Gunnar Solskjaer, entrenador del Manchester United.PETER POWELLEFE

La marcha de Sir Alex Ferguson en 2013 dejó un enorme agujero en el Manchester United que los propietarios del club han sido incapaces de rellenar. El United no solo perdió un entrenador, sino a su gran referente, al hombre que decidía con mano firme lo que se debía hacer. Ocho años después, el equipo y el club viven en una inestabilidad casi permanente, un clima perfecto para que las crisis deportivas florezcan de forma cíclica. Las consecuencias de la actual, que estalló con la derrota por 0-5 contra el Liverpool, están por ver, pero todo apunta a que se llevará por delante a Ole Gunnar Solskjaer.

Al técnico noruego, que tiene el tercer mayor porcentaje de victorias en la historia de la entidad, solo superado por Ferguson y José Mourinho, lo mantienen todavía en el cargo su pasado como jugador del United y las dudas del club sobre su sustituto. Pese a esas dudas, en las tres próximas citas, contra Tottenham, Atalanta y Manchester City, se ventilará el futuro de Solskjaer. “Éramos como un boxeador aturdido”, resumió el noruego el partido contra el Liverpool. Esos tres choques le pueden dejar KO definitivamente.

Séptimo clasificado en la Premier League, con tres derrotas en los últimos cuatro partidos, con una de las peores defensas del torneo y eliminado en la Copa de la Liga, el desempeño del United durante el curso no invita al optimismo. Solskjaer está dentro de un laberinto del que no tiene fácil salir.

El fichaje de Cristiano Ronaldo desbordó la ilusión de los aficionados, pero sumió al equipo en un caos táctico que el noruego no ha sabido gestionar. Ha sido incapaz de encajar todas las piezas para darle un sentido al juego y la efervescencia inicial que supuso la aparición del portugués dio paso a un desajuste que afecta al sistema defensivo del conjunto y a las maniobras para manejarse en ataque. Estos desajustes los paga el equipo y también Cristiano, que pasó de marcar cuatro goles en sus primeros tres encuentros a anotar dos en los últimos seis, los que sirvieron para derrotar a la Atalanta y al Villarreal. Los cuatro partidos seguidos que lleva sin marcar en Premier son la peor racha del portugués desde su última campaña en el Real Madrid.

El United ha bajado esta temporada la intensidad de su presión, lo que facilita las transiciones ofensivas de los rivales. Ha descendido del octavo al 12º puesto en pases permitidos por acción defensiva. Es decir, tarda más en interrumpir los avances del contrario. Cuando tiene el balón, el United elabora menos las jugadas, ataca de forma más rápida y directa y abusa de los centros al área para buscar los remates de Cristiano. Es el 7º equipo en envíos al área, cuando la temporada pasada fue el 17º, pero este cambio no ha significado una mayor eficacia ofensiva.

“Si traes a Cristiano, ¿cuál debe ser el estilo de juego? ¿Dónde está el equilibrio? Debes situar gente detrás de él que haga su trabajo”, defiende el exfutbolista Micah Richards. Graeme Souness, leyenda del fútbol británico, incide en el problema táctico que, en su opinión, genera la presencia de Cristiano: “Tienen un problema porque no pueden jugar como quiere Solskjaer. No pueden ser un equipo de presión alta, porque una persona no se compromete con la presión. Él no les dará eso, así que tendrán que jugar un fútbol diferente, que Ole no quiere jugar”.

Wayne Rooney, exjugador del United, reparte las culpas entre el entrenador y los futbolistas: “Veo demasiados jugadores que no están dispuestos a correr, a defender, no están dispuestos a arriesgar todo y eso no es aceptable. No hay excusa para no trabajar. ¿Es culpa del entrenador o de los jugadores? No lo sé”.

Para Solskjaer, la vida tampoco es fácil dentro del vestuario, dividido entre los que todavía creen en él, como Cristiano, y los que han perdido su confianza y le reprochan el trato que da a futbolistas como Donny van de Beek y Jesse Lingard. Por si fuera poco, los fichajes de Raphaël Varane y Jadon Sancho tampoco han mejorado, por ahora, al equipo.