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Opinión

Gil Manzano, el cirujano

Velasco Carballo debería decir a sus árbitros que ellos no son los protagonistas

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El Atleti se dejó otros dos puntos en el Wanda Metropolitano y, para que no haya ninguna duda, la culpa no fue del árbitro. A este equipo le queda un mundo por mejorar y más vale que no tarde mucho en hacerlo si no quiere ir perdiendo el tren casi antes de salir de la estación. Lo sucedido la semana pasada es la mejor prueba de como está el equipo del Cholo Simeone. Oporto y Athletic Club de Bilbao son dos equipos bien trabajados por dos muy buenos entrenadores, pero no juntar tres ocasiones de gol en 180 minutos de juego no es aceptable para una plantilla confeccionada para grandes lides.

Dicho esto, lo de Gil Manzano con el Atlético clama al cielo. Con el colegiado extremeño, llueve sobre mojado. Al niño Joao Félix hay que llamarle al orden, pero cada acción tiene una reacción y eso el árbitro lo sabe. Pedir cabeza fría a un futbolista cuando te pita un personaje con semejante actitud, es una injusticia reñida con los valores esenciales del deporte. Más allá de sus constantes errores, que se han ensañado históricamente con los rojiblancos, su comportamiento prepotente y altivo es el de un cirujano que sabe perfectamente cómo tiene que comportarse en cada momento en función de quién tiene enfrente.

Gil Manzano sabe cómo meter cuatro partidos de más a Diego Costa por «tocarle» después de expulsarle y hacerse el loco cuando Casemiro le pega un manotazo para no mandarle a la caseta. Es sólo un ejemplo de su comportamiento habitual cuando uno de los equipos que está en el campo es el Atlético. Velasco Carballo debería comunicar a sus árbitros que ellos no son los protagonistas de este deporte llamado fútbol, que la gente no paga una entrada para verlos a ellos, aunque el gremio piense que sí.