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Cara a Cara: ¿Ha vuelto el victimismo a Barcelona?

Luis Enrique, entrenador del Barcelona
Luis Enrique, entrenador del Barcelonalarazon

Una campaña ridícula, para troncharse

Alfredo Duro

Reconozco que me va a costar trabajo llegar al final de esta columna porque me invade tal ataque de risa cuando veo la ridícula campaña arbitral que en apenas dos partidos ya se maneja en Barcelona que, debo admitirlo querida Carme, me troncho, me troncho y me tronché. Porque resulta increíble y especialmente hilarante que esta nueva exhibición victimista por vuestra parte se produzca con el fresco recuerdo aún del clamoroso penalti a Cristiano Ronaldo no señalado por un árbitro catalán, Estrada Fernández, que evitó la victoria del Madrid en El Molinón. Y ahora, con un par de jugaditas intrascendentes contra el Málaga, en un partido que desnuda nuevamente las lagunas de fútbol de tu Barça me hablas de atracos, robos y campañitas. ¡Tenéis un serio problema de bata blanca!

- Diferencias

¿Sabes la insalvable diferencia que en situaciones de este tipo existe entre Real Madrid y Barcelona? Te la recuerdo con mucho gusto: mientras el Madrid se mira al espejo de su problema de fútbol para explicarse por qué no le gana a un recién ascendido y renuncia a hacer el papel de triste quejica, en Barcelona os salen de golpe todos los complejos de ese victimismo pamplinero que forma parte de vuestro ADN. Para conseguir el carnet de culé hay que pasar un interminable test sobre las conspiraciones que a diario se montan en Madrid contra el Barça. Yo creo Carme, que a ti el carnet te lo dieron sin necesidad de pasar ningún examen.

- Campeones del victimismo

Lo que en realidad os preocupa es que, después de la manita al Betis, se comprueba que la promiscuidad goleadora del Madrid va a continuar por mucho tiempo. Y que los goles caen, aunque Cristiano no se haya estrenado. No es que haya vuelto el victimismo a Barcelona, Carme, la cuestión es que nunca se ha ido. Fuisteis, sois y seréis los campeones mundiales del victimismo peor entendido. Imbatibles en el absurdo arte de sentirse perseguidos por todo lo que viste de blanco. El mundo del fútbol se muere de risa con vuestros aburridos trastornos. Y yo ya me he tronchado del todo.

Hubo un atraco y hay sospechas

Carme Barceló

No hay victimismo. El Barça, que ha ganado un triplete sufriendo y fajándose cada punto, no lo necesita. Lo que hay es un atraco como la copa de un pino, pero eso no es lo peor. Lo preocupante es confirmar la sensación que ya tuve hace dos semanas de que esta Liga le va a costar al Barcelona sangre, sudor e injusticias. Vienen tiempos difíciles para la lírica, querido Duro. Y tú y los tuyos lo sabéis. Y os frotáis las manos. Ya lo dijo Simeone: «Veo la próxima Liga preligrosamente preparada para que la gane el Real Madrid». Se puede hablar más alto, pero no más claro. Tras la sanción de Piqué y vistos los últimos cuatro partidos oficiales de los de Luis Enrique en España, me entran sudores fríos.

- Duele la gala de Mónaco...

Los valores no económicos despiertan envidias. Muchas. Ni se compran, ni se venden y el triplete. Y el tridente Messi-Neymar-Suárez. Y el buen rollo que destila este vestuario. Y cómo se crecen ante las adversidades. Y la Supercopa de Europa. Y la posibilidad de tomarlas uvas con cinco títulos que a muchos se les atragantarán. Y ese último premio a Leo con Cristiano poniendo mala cara. Ha sido un verano muy feo con los Casillas, los Ramos, los Benítez, los malos rollos y los pocos goles... Que no, que no quieren a un Barça ganador otra vez. El primer partido de Liga ante el Athletic, la primera en la frente. Este segundo ante el Málaga, árbitro militar y residente en Madrid. Sin comentarios. El club catalán tiene que empezar a mover ficha y a alzar la voz. Y, por supuesto, a seguir dejándose la piel en el campo como hasta ahora, que es lo que les hace grandes.

- Indignados «on fire»

No hay genética que valga, compañero. Porque si alguien sabe de esto es el madridismo, acostumbrado a gozar del beneplácito del poder. Pero te digo una cosa: al Barça le va la marcha. Sólo hay que ver cómo reaccionó el Camp Nou ante la masacre de Latre. Indignación total. La afición, consciente del escándalo, fue el empujón definitivo del equipo. Ante la adversidad, el barcelonismo se crece y se mimetiza con su equipo. Dos partidos, seis puntos. 2015, cuatro títulos. Otros no pueden decir lo mismo.