Fútbol

Después del fiasco el Barcelona tiene que tomar la gran decisión

Xavi ha ido cambiando el discurso sobre su futuro que, con todos los títulos perdidos, ya sí es una prioridad. Su continuidad supondría tener que dar muchas explicaciones y su sustitución no es sencilla

Entrenador FC Barcelona, Xavi Hernandez.. Real Madrid - FC Barcelona, campeonato nacional de Liga © Alberto R. Roldán / Diario La Razón. 21 04 2024
Xavi, en el banquillo del BernabéuAlberto R. RoldánFotógrafos

Xavi comenzó LaLiga con un discurso parecido a como la ha "acabado": "No nos tenemos que callar, lo ha visto todo el mundo", dijo tras el 0-0 en la primera jornada ante el Getafe, refiriéndose al árbitro. "Ha sido una vergüenza, lo ha visto todo el mundo", afirmó tras caer en el Clásico del Bernabéu, en el partido que pone punto final al campeonato de forma virtual. También hablaba del colegiado que, curiosamente, era el mismo, Soto Grado.

En ambos partidos apuntó también a errores propios, y ahí está el quid de la cuestión, más allá de si Lucas Vázquez deja la pierna en el penalti de Cubarsí o de si el gol de Lamine Yamal entró o no. El Barcelona ha llegado tarde a esta temporada y en una semana ha finiquitado las dos opciones que tenía: en una, la Champions, dependía de sí mismo; en LaLiga todavía estaba pendiente del Madrid, pero le hubiera podido apretar. Curiosamente en las dos últimas derrotas encajó un gol calcado: el 1-1 de Dembélé en Montjuic fue igual que el 2-2 de Lucas Vázquez en el Bernabéu, lo que no habla demasiado bien de la seguridad defensiva del Barcelona. En la Champions, por cierto, el entrenador también terminó hablando de los árbitros.

Xavi ha ido repitiendo que iba a ser muy difícil ganar LaLiga, porque había "cosas raras". Se puso la venda antes de la herida. Insistió en enero, el penúltimo giro de guion en busca de una reacción. El último fue anunciar que dejaba el cargo a final de curso, tras un mes para olvidar con la derrota en la Supercopa ante el Real Madrid, la eliminación en Copa contra el Athletic y el pinchazo en Liga contra el Villarreal. Hubo una respuesta del equipo, pero en la semana decisiva se ha caído y cerrará la temporada en blanco, después de haber ganado el año pasado la Supercopa y la Liga. Es un paso atrás en una campaña en la que la mejoría en el juego tampoco ha sido notable, más allá de brotes verdes en los cruces de la Champions (la primera fase fue mediocre, en un grupo cómodo), mal finalizados porque pese a que la expulsión de Araujo lo complicó todo, el Barça perdió los nervios en exceso ante esa contrariedad, lo mismo que Xavi, que acabó expulsado.

Difícil buscar un recambio

Durante estos últimos meses el discurso de Xavi ha variado y del "nada ha cambiado" sobre su futuro pasó a "yo no soy lo importante ahora", abriendo la posibilidad a continuar, aunque los resultados no le han terminado por acompañar. Sin nada en juego más que la segunda plaza y el dinero de la Supercopa (el Girona está dos puntos por detrás y queda un Girona-Barça), la resolución de quién ocupe el banquillo sí es una prioridad y el panorama es complejo. Deseables como Luis Enrique o el sueño de Guardiola son imposibles, Klopp se va a tomar un año sabático y económicamente tampoco es planteable, y Flick o De Zerbi sería dar un cambio de dirección y contratar a técnicos que no conocen el club, por lo que estaría por ver qué decisión toman jóvenes como Lamine Yamal y Cubarsí, la mejor noticia del Barça esta temporada. Sí los conoce bien Márquez, otra opción de riesgo por su falta de experiencia. La continuidad de Xavi el año que le queda supondría tener que dar muchas explicaciones sobre los últimos meses y cómo se gestó el adiós en diferido del pasado enero. El propio entrenador dijo también que si no ganaba títulos se iría. Son tiempos difíciles para el presidente Laporta.