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España y el cobrador del frac

Jugadores y entrenadores han entrado en el juego del «dónde están los que decían...»

Luis Enrique, seleccionador español
Luis Enrique, seleccionador españolMartin MeissnerAP

El aficionado al fútbol, a cualquier deporte en general, tiende a ser resultadista. La Prensa sigue el mismo patrón bastante más de lo que debería, pero jugadores y entrenadores han entrado al juego como un toro de lidia. Hoy parece casi más importante pasar la factura al crítico que celebrar la victoria propia y el recurrente «donde están los que decían…» ha pasado de copar las tertulias a las ruedas de prensa.

Los análisis de los partidos son una cosa, lo que uno desea que ocurra es otra bien distinta. Por mucho que uno quiera ver a España campeona de la Eurocopa, atribuirla el cartel de favorita es hacerla un flaco favor. Pensar que a la selección le falta contundencia en las áreas, no es rechazar a Morata por sus declaraciones o a Laporte por ser francés. Creer en la variación del sistema en función del momento de partido, no es tener nada en contra de Luis Enrique.

Decir que el Atlético tiene equipo para competir mejor de cómo lo había hecho los dos años anteriores, no es matar a Simeone. Enfurecerse por el espantoso tie-break de Nadal frente a Novak Djokovic en la última semifinal de Roland Garros, no es poner en duda que Rafa es y será el mejor deportista español de todos los tiempos.

Y mientras estamos en el blanco o en el negro, en el conmigo o contra mí, llega Croacia en los octavos de final de la Eurocopa con algunos más pendientes de saber quién se cobra la facturita de turno cuando el árbitro pite el final que del propio partido.