No se jugaba nada el Real Madrid contra el Mallorca, pero se vivió una victoria divertida y agónica, con un final feliz para el madridismo en apenas segundos: de la efusiva celebración de Pablo Maffeo, uno de los jugadores más señalados por la grada blanca, y el posterior gol in extremis de Jacobo Ramón, canterano del Real Madrid, que selló el triunfo y retrasó la celebración del título liguero para el FC Barcelona.

El Real Madrid llegaba a este encuentro con la obligación de ganar para evitar que el Barça celebrara el título antes de tiempo. El Mallorca se mostró sólido y eficaz, adelantándose en el minuto 11 con un gol de Martin Valjent tras un error defensivo de los locales. El equipo blanco, plagado de bajas y con varios canteranos en el once, se lanzó al ataque, pero se topó una y otra vez con un Leo Román imperial bajo palos, que firmó hasta 13 paradas de mérito.

El asedio madridista era constante: 39 remates, 26 saques de esquina y una grada cada vez más impaciente. El empate llegó en el minuto 68, obra de Mbappé, pero el Mallorca no se rindió y rozó el segundo gol en la jugada siguiente, salvado por Courtois en un mano a mano.

Maffeo, el villano del Bernabéu

En este contexto de máxima tensión, Pablo Maffeo, lateral del Mallorca y habitual objetivo de los pitos y cánticos del Bernabéu por su historial de enfrentamientos con el Real Madrid, protagonizó una de las imágenes del partido. Tras un despeje contundente en la recta final, Maffeo no dudó en girarse hacia la grada local y celebrar el gesto con rabia.

No era la primera vez que Maffeo buscaba encender los ánimos del madridismo. Su actitud, siempre al límite, le ha valido la etiqueta de “enemigo” para buena parte de la afición blanca, que no olvida sus duelos directos con jugadores como Vinicius o sus declaraciones en el pasado. En esta ocasión, su celebración tras un simple despeje, en un momento en el que el empate le servía al Mallorca para frustrar al Real Madrid.

Pero el fútbol, caprichoso y cruel, tenía reservado un desenlace inesperado. Apenas unos segundos después de la celebración de Maffeo, tras un centro desesperado, fue peinado por Jesús Vallejo y , apareció Jacobo Ramón, un central de la cantera blanca, para rematar, El estadio estalló de júbilo, mientras los jugadores del Mallorca se desplomaban sobre el césped, incrédulos ante lo sucedido.

La imagen de Jacobo corriendo hacia la grada, envuelto en la locura colectiva, contrastaba con la de Maffeo, que apenas unos instantes antes había celebrado con arrogancia un simple despeje. El fútbol le devolvía al lateral balear su provocación en forma de derrota dolorosa y victoria épica para el Real Madrid.