Fútbol

Real Madrid - Atlético (1-1): Un empate por centímetros

El Atlético empató en los últimos minutos el gol que había marcado Brahim para el Real Madrid. El equipo de Ancelotti echó de menos a sus centrales

Real Madrid- Atlético de Madrid @Gonzalo Pérez Mata
Real Madrid - Atlético de Madrid, en el BernabéuGonzalo Pérez Mata Fotógrafos

Rüdiger ni pudo ir al banquillo y eso fue decisivo para el partido. El central alemán quería jugar, llegó diciendo que estaba listo,pero cuando le hicieron las pruebas se vio que no, que no se había recuperado del golpe y que era imposible. Ancelotti, entonces se decidió por el plan urgentísimo, como él mismo había descrito: Carvajal en el centro de la defensa. Le pesó al Madrid mucho y durante todo el partido. No por el papel del lateral, que se esforzó como siempre, sino porque la defensa blanca parecía una cosa de niños cuando el balón llegaba por alto. Una cosa así no se le escapa a Simeone, que estuvo castigando al rival con balones al área durante todo el choque. Hizo lucirse a Lunin en el primer tiempo, marcó un gol ilegal al comienzo de la segunda parte y empató el encuentro al final del choque, de cabeza, en una jugada que dos jugadores rojiblancos tocaron el balón con la cabeza y ninguno del Madrid.

El empata deja al Atlético igual de lejos del Real Madrid pero da emoción a LaLiga. El Girona hubiese llegado al Bernabéu con cuatro puntos de distancia y ahora lo hará el próximo sábado a dos del líder. Quien iba a decir que se iba a convertir en el partido del campeonato.

Fue un partido que al Real Madrid le marcaron las ausencias: la de Rüdiger, esperada y la de Vinicius inesperada. Lo mejor del equipo de Ancelotti llegó por su sustituto, Brahim. No iba a jugar porque su lugar era para el de siempre, Vinicus. El brasileño, sin embargo, se lesionó en el entrenamiento por un problema de cervicales y cuando todo el mundo que el que iba a salir en el once iba a ser Joselu, fue Brahim. Y eso, esa serie de casualidades cambió el partido y casi dio la victoria al conjunto blanco. Pero Brahim no fue suficiente para compensar la escasa altura de la defensa.

Se ha estado hablando mucho estas últimas horas de las tarjetas que vio el Girona este fin de semana y que le debilitan para el choque del Bernabéu. No se ha hablado tanto de la amarilla que vio Tchouameni en Getafe, en la última jugada y que tanto enfadó ese día Ancelotti. Con razón, el entrenador italiano pensaba en el derbi, en que había perdido a Rüdiger y que si perdía al francés se le complicaba todo. Su mente va más rápido que la de los demás.

Desde ese partido de Getafe, el Madrid ya se sintió inferior contra el Atlético. Perdió en LaLiga en el Metropolitano por balones aéreos y eso sigue pesando. Tampoco cuenta con el portero más seguro del mundo. Ancelotti no reveló hasta la alineación quién jugaba, pero apostó por Lunin, que parece su apuesta ganadora. El ucraniano, sin embargo, duda mucho y eso es fatal para un portero. No sale con decisión, no manda como debe en el área pequeño y para un equipo que llegaba como llegaba el Real Madrid, poco ayuda.

El Real Madrid tuvo que decidir el partido en la primera parte, cuando fue bastante superior al Atlético y salvo algunos balones aéreos, el partido se jugó en el campo rojiblanco. Fue un Madrid con más balón que ocasiones, frente a un rival muy hundido y sin dejar ni una señal de identidad. Pero sólo marcó Brahim, en una jugada en la que casi se mete con el balón en la portería tras una serie de rechaces. Camavinga mandaba en el centro, mientras que en ataque, el equipo de Carlo Ancelotti echaba de menos el desborde de Vinicius. Rodrygo apenas apareció en la segunda mitad, en un remate fuerte, pero muy centrado que podía haber matado al Atlético.

Llegó vivo el equipo de Simeone a la segunda mitad, en la que sí que dio la cara. Por los cambios, por el orgullo, por el cansancio del Real Madrid, sobre todo Bellingham. Y porque vio que hacía daño si llegaba al área. Con el Atlético más abierto, el Real Madrid también tuvo sus momentos. Ancelotti hizo calentar a Vinicius mucho rato, pero apostó por centrocampistas para ver si podía contener al rival con la pelota. Pedía calma el entrenador italiano desde la banda, pero el choque estaba ya a pleno ritmo, a diferencia de la primera mitad. La pelota iba de área a área y por una vez esta temporada, el que perdió, por bajito, fue el Real Madrid.