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Real Madrid - Celta (5-2): Festival de Vinicius y Benzema

Los de Ancelotti mostraron su mejor cara tras el descanso y se mantienen en el liderato con el triunfo ante los gallegos. Camavinga se estrenó con gol

Karim Benzema celebra uno de los dos goles que lleva ante el Celta
Karim Benzema celebra uno de los dos goles que lleva ante el CeltaGonzalo Pérez MataLa Razón

Se fue Vinicius a por la gente, a celebrar su gol en comunidad, porque el fútbol es eso y no lo había: el ruido por el enfado del público con el árbitro o con los suyos y la felicidad y el jolgorios segundos después por un tanto a favor, como si no hubiera sucedido nada, dispuesto siempre al perdón.

El fútbol es la necesidad de abrazos, la que tenía Vini, ese delantero que antes de la pandemia no sabía rematar y que ahora, es un rematador nato. Del gol al Barcelona en el último partido, antes de que la pandemia asolara todo y cerrara el estadio, al tanto frente al Celta hay año y medio y un mundo, el que va de un futbolista apresurado a uno que para su carrera y toca suave con el interior para cruzar la pelota al portero. Vini suma cuatro goles en cuatro encuentros de LaLiga. Ya nadie bromea cuando le ve llegar veloz hacia la portería contraria. Ahora da miedo. O marca o le hacen penalti. Es decisivo para ganar los partidos y arreglar los días que se complican tontamente. Que tiene pinta, por cierto, de que van a ser muchos.

También antes de la pandemia, Benzema no se fiaba de Vini y contra el Celta le dio el pase del tercero, el que puso la música de fiesta en un Bernabéu emocionado por volver. Antes de ese tercer gol Karim había mantenido al Real Madrid, que no hacía más que hacerse daño a si mísmo. El francés estuvo en cuatro goles del equipo. No dudó en el penalti de final y en los dos primeros en una exhibición de remates: el primero con el pie, inteligente, abajo, para que saliera hacia arriba; y el segundo, en un espectacular remate de cabeza, tras un pase de Miguel Gutiérrez.

Entre Marcelo y el canterano Ancelotti eligió al segundo por si alguien tenía dudas del papel del brasileño con el italiano en el banquillo. Miguel Gutiérrez disfrutó más en ataque que en defensa, donde todo indica que va a ser una temporada en el que se va a tener que aplicar más de lo que está haciendo hasta ahora. El Real Madrid tiene errores, despistes que le cuestan goles y contra los que tiene que levantarse una y otra vez. Hasta dos veces remontó contra el Celta, lo que dice mucho del carácter de este equipo y también de sus problemas para protegerse. Así, nada más marcar Vini el tercero tuvo que hacer dos paradas vitales Courtois.

Disfruta arriba, donde Vini y Benzema llevan el ritmo frente a un Hazard que amaga con aparecer (no es fácil tampoco porque cada vez que hace algo, una media vuelta, un esprint, cada vez que huele a amenaza, se lleva una patada. A veces de roja, aunque el árbitro las considere amarilla). Disfruta el Madrid arriba y sufre atrás. Contra el Celta, quien peor lo pasó fue Nacho, que puede que aún siga dando vueltas a qué sucedió en el primer gol del rival, una jugada de extrañas carambolas y todas malas para el Real Madrid, que no supo sacar la pelota y aún no se explica cómo llegó hasta la portería de un asombrado Courtois. Las piezas no encajan y cada partido deja una sombra acerca de la fiabilidad de este conjunto en futuros compromisos si le aprietan. Las ausencias de Alaba van a ser preocupantes porque si en partidos anteriores había sido Militao el que había mostrado sus dudas, contra el Celta fue Nacho el que no tuvo el día. Fue blando para sacar el balón en el primer gol y no lo pensó demasiado cuando salió a adelantarse en el segundo tanto del Celta. Llegó tarde, hizo una falta aparatosa, que no sirvió para nada y se llevó, él la amarilla y el Madrid el segundo tanto del clta que ponía en ventaja al equipo gallego.

Eso hace que los partidos del Madrid sea un espectáculo de idas y venidas, carreras de Vinicius y desesperación de Ancelotti en el banquillo porque no consigue parar la vorágine. Hata ahora, sin embargo, el Madrid de mueve bien en ese ritmo frenético y en el que da la sensación de que todo puede pasar.

Para evitar eso, para intentar controlar el desorden. Ancelotti dio entrada al campo a Camavinga y jugó con tres jugadores: Casemiro, Valverde y el joven francés por detrás de Modric. Antes, el equipo blanco se había posicionado, sobre todo al defender con un4-4-2 con Hazard como segundo delantero y Vini en la banda por la que el Celta encontró una autopista.

Y pasaron las cosas del fútbol. La primera pelota que tocó Camavinga, tras una jugada espectacular de Modric acabó en gol.