Champions League

Real Madrid

El Real Madrid gana en Roma (0-2) y pasa a octavos primero de grupo

Los de Solari se imponen 0-2 al equipo italiano

Benzema, Marcelo y Kroos luchan por un balón durante el partido ante la Roma / Reuters
Benzema, Marcelo y Kroos luchan por un balón durante el partido ante la Roma / Reuterslarazon

A veces, muchas veces, el fútbol es indescifrable y por más análisis que se hagan, los superan el azar o el error humano. Y eso lo transforma todo: un partido o puede que, incluso una temporada. Está buscando el Madrid el punto de inflexión, el que cambie la dinámica de un grupo triste hasta ahora y parecía que esa variación de tendencia había ocurrido con la llegada de Solari, pero no, no fue suficiente. Quizá porque es más una cuestión del ánimo o de suerte, descubrir de repente que las cosas se ponen de cara y que la vida no es tan difícil. Que a falta de un partido para que acabe la fase de grupos, el Madrid ya está en octavos como líder de grupo, por ejemplo.

Puede que ese momento, que tanto desean en el Real Madrid, sea el gol que marcó Bale en Roma después de una primera parte de fragilidad, buenas intenciones, pero demasiadas dudas. Estaba el galés en el área de la Roma porque había terminado por allí tras una jugada sin peligro y Olsen, el portero rival despejó: el quería que el balón fuese lejos, pero debió darle con el pie torcido porque la pelota cambió de dirección, despistó a todos y Fazio corrió hacia ella. Le dio hacia atrás con la cabeza, hacia su portería, hacia donde estaba Bale pasando por allí. No había hecho nada el madridista hasta entonces, pero a diferencia de Ünder por ejemplo, es un tipo que no deja pasar los trenes que se le cruzan. El jugador turco tuvo en su pie aguillotinar al Madrid en la jugada más clara del primer tiempo, ya al final, cuando el conjunto de Solari intentaba hacerse con la pelota, pero ni podía ni se defendía. Ünder llegó a un balón a apenas dos metros de la línea de gol, con Courtois estirándose para tapar hueco, pero seguramente sin convicción.

Es probable que el futbolista de la Roma visualizara el gol y el modo de celebrarlo. Era una de esas ocasiones tan claras que al jugador le tuvo que dar tiempo a pensar que va a hacer después, cómo va a gestionar la alegría de marcar.

La mandó fuera, increíblemente, muy alta, muy lejos. Quizá era lo más difícil.

Bale, en cambio, en ese regalo nada más comenzar la segunda parte, la metió dentro. Porque Gareth será un futbolista al que la mayor parte del tiempo da la impresión de que lo que sucede a su alrededor no le importa demasiado e incluso le molesta y sin embargo, como le llegue una para matar, amigo, ahí no se le va a escapar.

El gol fue medicina para el Madrid, que dejó atrás su yo del primer tiempo, ése que venía herido de Eibar y al que le cuesta un mundo casi todo. Si antes del descanso, ni defendió bien ni atacó bien, ni estuvo bien ni estuvo mal; en la segunda parte se encontró mucho más seguro en la zona defensiva y fue eficiente cuando llegó a la portería rival.

El gol de Bale hizo que la Roma, otro equipo inestable y en horas bajas, se pusiera de los nervios y fuese al ataque con más locura que precisión. Y ahí

Gareth vio la oportunidad de correr y de tirar del resto de sus compañeros.

Vio la luz el equipo de Solari en las contras y llegaba al área rival en oleadas. Lo que era un partido sin dueño, de dos equipos ya clasificados para los octavos pero con demasiadas inseguridades, se transformó en un choque en el que sucedía lo que el Madrid quería. Marcó Lucas Vázquez en una de esas llegadas y el conjunto blanco encontró en la Champions, dónde si no, la tranquilidad que lleva buscando.

Gana tiempo Solari para seguir trabajando, mientras encuentra un equipo que le convence. En Roma se decidió por Marcos Llorente como mediocentro después de que Ceballos naufragara en Eibar. Llorente lleva año y medio en el Madrid sin mostrar nada de lo que había hecho que el conjunto blanco lo repescara. Sin embargo, por fin, dio un paso adelante. Fue una máquina de robar balones, rápido y bien colocado, quitó trabajo a Modric y a Kroos, que pudieron jugar algo más adelantado. El alemán llegó más al área y Modric pareció con más aire.

Si al descanso, nadie veía nada claro, al final, el Madrid se vio en octavos de la Champions, con un mediocentro para cuando no esté Casemiro, con Asensio, Mariano y Valverde en el campo, sin sufrir ya y con el ánimo mucho mejor después de unos días de alarma y preocupación. No es el mejor equipo aún, pero suenan buenas noticias.