Fútbol
Sevilla - Real Madrid (1-1): Carvajal hace de Bellingham
Un gol de cabeza del lateral derecho, que antes había sacado un balón en la línea, dio el empate al Real Madrid en Sevilla. El madridismo se queja del árbitro
Un gol de cabeza de Carvajal, quizá el rematador más improbable de los que estaba en el área en ese balón parado de la primera parte, dio el empate al Real Madrid en Sevilla, en un partido en el que pasaron cientos de cosas, muchas más que juego. Fue un encuentro peleado, golpe a golpe, en el que el equipo de Ancelotti se sintió perjudicado por el colegiado. Marcó Fede Valverde al empezar el encuentro, pero había fuera de juego de Bellingham, el que le dio el último pase, por un pie. Y después, marcó el inglés, en una jugada que ya había sido anulada mucho antes por el colegiado, aunque no se sabe muy bien por qué. Mandó a un jugador del Sevilla que se levantase y después, paró el juego. Bellingham, que no se enteró, siguió a lo suyo, hizo gol, pero no valió.
El Real Madrid lamentó que esas dos ocasiones no acabaran en gol real, porque eso hubiese bajado el ánimo del Sevilla. La charla de Diego Alonso, que se estrenaba en el banquillo sevillista, dejó muy claro lo que pedía a los suyos: si hay sangre, decía en el vestuario, dirigiéndose a Sergio Ramos, si hay sangre, no nos vamos; nos unimos. Y eso fue el Sevilla, un equipo que siempre dio la cara y con la leyenda ex madridista al mando, tanto en su área como en la otra.
Ante este Sevilla, Ancelotti tuvo claro lo que había que hacer: que Vinicius buscase las espalda de los adelantados centrales del Sevilla. Y no hay nada como pedirle eso al brasileño para que lo intente. Vinicius metió miedo a la defensa local, mientras que el empuje del estadio y las palabras del entrenador daban coraje al Sevilla para llevar el peso del encuentro durante la primera mitad. Carvajal sacó un balón con la cabeza desde la línea de gol, en el momento en el que más creía el Sevilla. Dos cabezazos del lateral derecho fueron decisivos para el partido. Ese primero y el tanto bastante después.
El Madrid aguantó los mejores minutos del Sevilla sin temor. Con Tchouameni y Valverde junto a Kroos, el equipo tiene físico para dar la cara contra quien sea. Mientras atrás Rüdiger, sin pensar que estaba a una amarilla de perderse el partido contra el Barcelona, se midió con quien hiciese falta. Por ejemplo, con Sergio Ramos. El central del Sevilla tuvo un remate espectacular en la segunda mitad para hacer un gol y sacó un gol cantado a Alaba en la primera parte. Jugó como hacía en sus mejores días: concentrado y con la mentalidad de que era un día grande. Dio la talla, sin ninguna duda y fue a todas las peleas. También en la que hubo en la segunda parte, en una entre Vinicius y Nyland. Fue a por todas y luego se dio cuenta de que era «su» Real Madrid y le salió su lado pacificador.
Si la primera parte fue un intercambio de golpes, la segunda fue una emocionante búsqueda de la victoria por parte de los dos equipos. Empezó mejor el Madrid, asentado y si no se puso por delante fue porque Rodrygo sigue deprimido cuando mira a la portería y porque no se pitó un penalti claro de Navas a Vinicius.
El que se adelantó, sin embargo, fue el Sevilla. Alaba empujó el balón hacia su portería y Kepa llegó a tocarlo, pero no tuvo tiempo para reaccionar. Kepa, poco después, haría su mejor parada como guardameta del Real Madrid, con una estirada prodigiosa. El gol sevillista no cambió el plan del Madrid. Carlo Ancelotti ya tenía en el campo a Modric y quería sacar a Joselu, Brahim y Fran García en la misma ventana, pero de repente, remató Carvajal de cabeza, al que nadie esperaba.
El partido se tensó según se acercaba el final, pero podían más los nervios que el acierto de los futbolistas. El Madrid pagó más el cansancio que el rival y acabó con la idea de que el empate no era un mal resultado.
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