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Sin rumbo

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El empate del Barça en Getafe y el gran momento del Madrid evidencian los problemas de un equipo sumido en la duda

El Barça está, oficialmente, instalado en la crisis. La temporada ni siquiera ha llegado a su ecuador, pero los nervios en Can Barça ya se hacen sentir y amenazan con desquiciar el proyecto antes del tramo decisivo de la temporada. Los azulgranas, que ya vienen de un año sin ganar ninguno de los títulos importantes, no han podido ni siquiera saborear su primera victoria ante un equipo de entidad, la conseguida el pasado miércoles ante el Paris Saint Germain, que les metió en el bombo del sorteo de los octavos de «Champions» como primero de grupo. El empate sin goles en Getafe, que les aleja a cuatro puntos del Real Madrid, y la impotencia del equipo de Luis Enrique a la hora de generar ocasiones de peligro en el Coliseum Alfonso Pérez, ha cercenado el conato de euforia que surgió tras la victoria ante el conjunto francés. El mal resultado y peor juego en Getafe se suman a las dudas de Luis Enrique, que ha alineado a 22 onces diferentes en otros tantos encuentros oficiales esta campaña; su inesperado volantazo táctico ante el conjunto de Laurent Blanc; la inestabilidad de una Directiva presidida por Bartomeu, no electo por sus socios; los palos de ciego de Zubizarreta en el mercado; el caso del canterano Montoya, que se quiere marchar al no contar con la confianza de su técnico; y el descontento de un Messi desmotivado y que sopesa abandonar el club el próximo verano. Luis Enrique, ya cuestionado, se muestra a la defensiva con la prensa de Barcelona en cada comparecencia. Y, por si fuera poco, el Real Madrid apunta al récord Guinness de victorias consecutivas mientras vive uno de los mejores momentos de su historia tanto a nivel deportivo como económico e institucional.

Lo cierto es que el Barcelona, por su abrumadora superioridad presupuestaria y de calidad técnica respecto a la grandísima mayoría de equipos de Primera División, no se ha descolgado definitivamente, desde luego, de la lucha por el campeonato. Pero las sensaciones futbolísticas y anímicas que transmite, reflejadas en la actitud de Messi durante largas fases de sus partidos, son antagónicas a las que ofrece el líder. Se trata de un Barcelona peor que el del Tata Martino a estas alturas (se ha dejado 10 puntos por los 5 del equipo entrenado hace un año por el técnico argentino). La sangría se agrava especialmente lejos del Camp Nou, donde los culés se han dejado siete de esos diez puntos y sólo han sido capaces de marcar doce goles, la mitad de los marcados en su feudo y una cifra que choca con los 31 logrados por el Madrid lejos del Bernabéu.

Luis Enrique aún tiene el crédito de la directiva y del público, pero la presión de los resultados a partir de 2015 será más fuerte. De momento, los tropiezos son compartidos y excusados por jugadores y Zubizarreta, que se adentró en terreno del esperpento tras el 0-0 de Getafe con un argumento sorprendente: «Nos ha costado adaptarnos al horario, y el estado del césped tampoco nos ha ayudado». El propio Luis Enrique declaró tras el pitido final que sus jugadores habían sido «mucho mejores que el rival, hemos tenido controladísimo el partido y si hubiéramos materializado alguna de las ocasiones que hemos tenido, se hablaría de que hemos hecho un buen encuentro». Su homólogo en el banquillo azulón, Cosmin Contra, opinaba lo contrario: «Ellos tienen el balón porque tienen más calidad, pero no han sido mejores. Sólo tuvieron una ocasión clara». Porque el Barça sigue teniendo siempre la posesión, pero están empezando a comprobar que eso no es sinónimo de jugar bien al fútbol.