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Un viejo enemigo

Luis Enrique vuelve mañana al Bernabéu con el Celta. Tras jugar en el Madrid, se fue al Barça y siempre se enfrentó con rabia a su ex equipo

Luis Enrique, en un partido con el Madrid
Luis Enrique, en un partido con el Madridlarazon

El Madrid, que está en proceso de crear una nueva grada de animación donde antes se situaban los Ultra Sur, tiene mañana, contra el Celta, una oportunidad de comprobar si el estadio despierta como antes cuando llegan viejos enemigos. Es verdad que ha pasado mucho tiempo –diez años–, desde que Luis Enrique se retiró del Barça, pero seguro que en la memoria de los aficionados perdura la ira que provocaba el ex futbolista del Madrid que se fue al Barcelona y que siempre pretendía mostrar en el Bernabéu lo azulgraba que era. Pocas veces el estadio madridista ha sido tan unánime y tan constante en su poca simpatía. Había otros jugadores mejores, que podían hacer más daño, había otros que eran del Barcelona desde niños;pero era el ex madridista quien elevaba la pasión del público. Los otros eran rivales, él era enemigo. El cántico: «Luis Enrique, tu padre es Amunike», fue un clásico de finales de los noventa El jugador nigeriano, con la mala suerte de rimar en consonante con su compañero de equipo, tuvo que contestar en alguna entrevista en broma que no, que no era el padre de Luis Enrique.

El asturiano llegó a la capital desde el Sporting. Estuvo cinco temporadas y participó en el famoso 5-0 que el Madrid de Valdano le hizo al máximo rival. Una de las imágenes del encuentro es la felicidad del futbolista blanco cuando hace el cuarto gol tras recoger el rechace del palo. Se estira la camiseta para que se vea bien. Dos temporadas después fichó por el Barcelona. «Pero en absoluto me va a costar marcharme del Madrid para ir al Barcelona. Todo lo contrario. Estoy muy ilusionado y con muchísimas ganas; contando los meses que faltan para llegar a mi nueva ciudad», decía en una entrevista . Y fue como si reseteara su esos años o más bien como si tuviese que demostrar ante su nuevo equipo que él era azulgrana de siempre, que no tenía pasado. Había rabia. El 1 de noviembre de 1997, el Barcelona ganó 2-3 en el Santiago Bernabéu. Él marcó el segundo, desde fuera del área y lo celebró estirándose la camiseta. Esta vez azulgrana. «Me veo en cromos y en televisión y me veo raro, no me veo de blanco. Creo que el azulgrana me sienta bastante mejor», dijo.

Luis Enrique dejó el fútbol y se dedicó a otros deportes. Hizo maratones y cuando bajó de tres horas, se centró en ser triatleta y un Ironman. Ha reconocido que una de las cosas más emocionantes de su vida, más que cualquier partido, fue llegar a la meta como Ironman. Pero el banquillo le llamó. Pasó por el Barcelona B, por el Roma y ahora entrena al Celta. Llega al Bernabéu, diez años después, mayor, pero casi en la misma forma. Ya no tiene que demostrar nada. Sólo comprobar la memoria del estadio.