Vuelta a España
Herrada da sentido a la subida a la Laguna Negra
Consigue la primera victoria española de esta Vuelta a España mientras los favoritos suben en paz
«Vamos a pasar estos días. Nuestra Vuelta empieza a partir de la etapa 8 y después vamos a ganar una etapa con Jesús Herrada». La predicción de Bingen Fernández en la salida de la quinta etapa en Morella se cumplió en la undécima, en la que marca el paso del Ecuador de la carrera española.
El pequeño de los Herrada se impuso en la Laguna Negra y se emocionó después de cruzar la meta. Es su tercera victoria en las últimas cinco ediciones de la Vuelta, pero esta vez era especial. Por el nivel de sus compañeros de escapada y por la dedicatoria final. «Se la quería dedicar a un amigo que nos dejó hace unos meses, a Jesús, que nos ha acompañado a muchas carreras. Era un amigo de la grupeta del pueblo. Para él va esta victoria y para su familia», explicaba el ganador después de su triunfo. Un amigo de Mota del Cuervo con el que dos días antes de su fallecimiento estaban montando en bici. El recuerdo del amigo fallecido empañaba los ojos de Jesús Herrada, que intentaba disfrutar de su victoria.
«Sabía que era un puerto ideal para mí», añadía. Pero con rivales como Filippo Ganna marcando el ritmo y Geraint Thomas para rematar era complicado imponerse en una fuga de 26 ciclistas. Eso mismo era lo que trataba de explicar al líder, Sepp Kuss, cuando le felicitaba después de la etapa y le decía que era un buen puerto para él.
Herrada eligió el momento bueno para responder al ataque de Andrea Piccolo, el hombre que llevó el jersey de líder después de la accidentada segunda etapa con final en Montjuïc, pero a falta de 300 metros el puerto se le hizo largo y Herrada le pasó como si nada. Lo dio todo Jesús, que llegó vacío a la meta, vacío y emocionado. «Cada uno tiene sus características y a día de hoy es más difícil rematar, pero tengo ese ‘‘punch’’ final si pica para arriba y lo aprovecho cuando tengo oportunidades», explica.
No fue al Tour porque su sitio estaba en la Vuelta y lo ha demostrado. El pequeño de la familia ha encontrado su mejor versión al borde o ya superados los 30. «La vuelta empece a correrla cuando fiché por Cofidis, el primer año q fiché por Cofidis ya empecé a ganar», explica. Algo que no le sucedía cuando corría con Movistar. Ahora ha logrado la primera victoria española de esta Vuelta mientras los favoritos se tomaban la etapa con una tranquilidad excesiva. ·
Enric Mas mostraba cara de disgusto en la jornada de descanso cuando le explicaban que la subida de la etapa era la misma que la de 2020. «Puff», es lo que se le ocurrió exclamar. Las rampas al 13 y al 14 por ciento prometían algo más de lo que estaban dispuestos a dar los favoritos, que durante algunos momentos parecían disfrutar de una etapa neutralizada.
Nadie se movió entre los mejores hasta que Remco Evenepoel lanzó un ataque dentro del último kilómetro. Era más una prueba que otra cosa. Una manera de comprobar quién era el corredor del Jumbo encargado de salir a por él. Y fue Sepp Kuss, el líder, que ejerce de maillot rojo de la Vuelta aunque todo el mundo espere a Roglic. «Es que estaba justo en la rueda de Remco y me encontraba bien para hacer un esprint final, pero no subimos tan rápido. Hubo casi un parón en la mitad de la subida», explicaba casi disculpándose.
Él también pensaba que la subida se le haría más dura. «Recuerdo subiendo la Laguna Negra en 2020. Íbamos muy rápido, con mal tiempo, nubes y frío y hoy era un día con sol, pero había tranquilidad en la subida final», dice.
Para el estadounidense estos días son una oportunidad para mostrarse sólido con el jersey rojo. De demostrar que puede estar con los mejores cuando no tiene que trabajar para otros. «Este fin de semana será el primer paso para saber si puedo ganar la Vuelta», asume.
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