Real Madrid

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Llorente, pase a pase

Contra la Roma dio más pases cortos que nadie.Hoy repite titularidad: ha llegado el momento de hacerse importante

Marcos Llorente, en una sesión en Valdebebas
Marcos Llorente, en una sesión en Valdebebaslarazon

Contra la Roma dio más pases cortos que nadie.Hoy repite titularidad: ha llegado el momento de hacerse importante.

El año pasado Marcos Llorente disputó 20 partidos, y sólo fue titular en los 6 de Copa y en 5 de Liga. No hacía falta que Zidane dijera que no contaba con él. Los datos lo explicaban sin palabras. Tampoco es que Marcos Llorente demostrara nada en especial: siempre había sido un futbolista con personalidad, pero en esos encuentros con el primer equipo del Madrid se le vio superado por las circunstancias, con mucha movilidad en el campo y poca incidencia en el juego. Dicen los mediocentros que para empezar bien un encuentro hay que dar primero un pase de seguridad, que salga bien y seguir. El problema de Marcos es que sólo daba pases de seguridad.

«Estaba harto», asegura quien le conoce, cansado de no jugar y de que la ausencias de Casemiro no las cubriese él. Porque no hay otro jugador especialista en el mediocentro. Zidane ponía a Kovacic, que es otra clase de futbolista, un mediapunta reconvertido, sin el orden necesario para jugar más atrás; a Kroos le faltan cualidades defensivas y a Ceballos, experiencia. «Es que el único futbolista de la plantilla que es como Casemiro es él», continúan personas cercanas al jugador. «No digo que sea mejor que Casemiro, pero sí que podía jugar cuando no estuviera».

Y de repente, ha pasado. El partido contra la Roma puede ser un punto de inflexión en la vida de Marcos Llorente en el Madrid. Ésas cosas pasan. El ejemplo más habitual es cuando Valdano decidió que ni Amavisca ni Zamorano podían formar parte de su equipo. Después, fueron fundamentales para conquistar la Liga. Un buen entrenador es aquel que rectifica. Solari no pensaba en Llorente. Con Casemiro en forma, no necesitaba otro mediocentro. Sin él, su primera opción fue Ceballos: en Vigo le fue bien; en Éibar, no.

El canterano fue entonces su opción casi a la desesperada. Pero resultó: «Jugó un gran partido. Era difícil para él porque no tenía ritmo competitivo y rindió a un gran nivel. Eso quiere decir que es un grandísimo profesional y ojalá siga siempre por el mismo camino porque eso es lo que garantiza una gran carrera», explicaba ayer Solari.

Dio 21 pases cortos, más que nadie durante el partido, todos para ayudar a sacar el balón, limpiar la jugada. Pero no de seguridad. Y corrió como siempre, porque correr, corre más que nadie, como su padre Paco, o tio abuelo Paco Gento. Lleva en la sangre el ser madridista. Y ahora le ha llegado el momento de demostrar que está capacitado para el primer equipo.