Opinión

Luis de la Fuente, el antisistema

La cordura del seleccionador antes de comenzar la Eurocopa es una lección para muchos

 Luis de la Fuente, seleccionador español
Luis de la Fuente, seleccionador españolAgencia AP

Cervera de Pisuerga, Neustift, Potchefstroom y Gniewino no consta que sean localidades hermanadas. Les une que en las cuatro comenzó una aventura con final feliz para la selección. Fueron el punto de partida del oro olímpico de Barcelona, la Eurocopa de Austria y Suiza, el Mundial de Suráfrica y la Eurocopa 2012. Ahora el «Nido del Águila» de la selección está en el complejo Der Öschberghof, vamos lo que eran El Saler y el balneario de Puente Viesgo de toda la vida. El lugar de concentración es una herencia de la época de Rubiales y su «no voy a dimitir». La eligió uno de sus hombres de confianza que ya no pisa Las Rozas, Albert Luque. Está en la localidad alemana de Donaueschingen y el ayuntamiento del lugar decidió que para que la expedición española se sintiera como en casa debían situar bien visible una estatua de un toro con un par de banderas escoltándole. El animal no pasaría el corte en Pamplona, pero si alguien tiene el capricho el precio son 1.500 euros. Menos del doble de lo que cuesta una noche de alojamiento en Der Öschberghof.

Los que tienen la suerte y la obligación de estar por allí aseguran que reina una tranquilidad desconocida para lo que era habitual en la selección antes de un gran campeonato. El responsable tiene nombre propio: Luis de la Fuente. En otro torneo, a 48 horas del estreno ante Croacia un escándalo sexual hubiese salpicado a los internacionales, se hubiera echado al seleccionador porque yo lo valgo o este habría descubierto un futuro laboral como «streamer».

De la Fuente aporta una serenidad y una sensatez dignas de Del Bosque. Ese venerable seleccionador campeón de todo que ahora tiene uno de esos cargos de nombre interminable, presidente de la Comisión de Supervisión, Normalización y Representación de la Real Federación Española de Fútbol, y que en breve estará en Alemania.

De la Fuente es una recuperación del sentido común en un cargo por el que han pasado últimamente tipos tan distintos como Lopetegui (West Ham), Fernando Hierro (Al-Nassr de Cristiano Ronaldo), Luis Enrique (PSG) o Robert Moreno (Sochi). En un momento marcado por algo cercano a una histeria global, el seleccionador es un elemento extraño. En una entrevista con Domingo García se definió como religioso, de ir a misa cuando tiene tiempo porque le da paz y tranquilidad, taurino, orgulloso de ser español y su cantante favorito es Julio Iglesias. No se puede ser más antisistema que Luis de la Fuente. Le faltó añadir que su plato favorito son los huevos fritos con patatas o el bacalao a la riojana. No veo al seleccionador enfrascado con temakis, dim sum o nigiris que atentan contra la lógica. Oírle explicarse y que le resulte excepcional que la gente no sea educada, que no se ponga el bien individual al servicio del colectivo o que el beneficio general esté por delante del individual hacen que uno se sume a la causa de una selección a la que los jugadores dan rango de candidata a todo. Si desde la cordura de De la Fuente el equipo funciona y llega lejos, la selección habrá dado una lección a muchos.