Zaragoza

Machada del Zaragoza

Vallejo, capitán del Zaragoza, aplaude a los aficionados aragoneses
Vallejo, capitán del Zaragoza, aplaude a los aficionados aragoneseslarazon

Golea en Girona y se enfrentará a Las Palmas en la lucha final por el ascenso.

Hazaña, proeza, machada. El Zaragoza escribió una de esas páginas que perdurarán en la historia del fútbol. Goleó al Girona en Montivili y ahora se jugará el ascenso con Las Palmas. La gesta del equipo aragonés contrasta con la debacle de los catalanes, que hace una semana perdieron el ascenso en un minuto y que después de ganar en La Romareda (0-3) no consiguieron mantener la renta ni jugar con el resultado.

Y es que ni el más optimista de los seguidores del Zaragoza contaba con la gesta. Popovic, técnico aragonés, había prometido que no se iban a rendir, pese a que los jugadores estaban tocados tras el varapalo de la ida. El equipo salió enchufado, dispuesto a quemar sus naves, y cuando Willian José inauguró el marcador de penalti (min 18) comenzó a soñar.

El Girona –su entrenador Pablo Machín había reservado a tres titulares– no encajó mal el tanto. Aunque había salido muy contemplativo, pensando en que el reloj jugaba a su favor, respondió con un remate de Aday, que detuvo el meta Bono, ausente en la ida al estar convocado con la selección marroquí.

El partido entró en una fase en la que no tenía dueño. Las idas y venidas a las dos áreas se transformaron en un gol anulado a Mata y en un remate de Cabrera que sacó Richy bajo palos. El Zaragoza no se salía de su guión ofensivo y el Girona no acertaba a controlar el juego en el centro del campo.

Una falta lateral, un centro medido de Pedro y un cabezazo cruzado de Willian José al que no llega el meta Becerra. Iban 34 minutos, quedaba un mundo y el Girona lo encajó mal. Se descompuso el equipo de Pablo Machín mientras el Zaragoza encontraba soluciones ofensivas y trataba de seguir haciendo daño al rival. Y se lo hizo con el tercer tanto de Cabrera al filo del descanso.

El Girona había desperdiciado su ventaja y un gol maño le noqueaba. Y fue Pedro, el jugador que llegó del Córdoba, el que hizo el cuarto para el Zaragoza. Enmudeció Montilivi porque el equipo necesitaba dos goles. Y aunque Aday (min 72) acortó distancias, no llegó el segundo. Pere Pons perdonó en una situación inmejorable. El asedio era constante, pero el Zaragoza ponía orden defensivo y un buen meta.

El árbitro descontó siete minutos, el meta Becerra lo intentó en la última jugada, pero estaba escrito que no era el día del Girona. El equipo está gafado y el Zaragoza demostró su fuerza baturra.