Tour

Mikel Landa, el único superviviente de la marea naranja del Euskaltel

El mítico Euskaltel, que llenaba el Tour con su color característico, desapareció en 2013 y hoy en día es un equipo con licencia continental profesional

Mikel Landa es animado por aficionados del Euskaltel
Mikel Landa es animado por aficionados del Euskaltel@MikelLandaMeana

En Euskadi, a los tiempos grandiosos del ciclismo no se les llama dorados. Se les llama naranjas. Es el color identificativo de una pasión, de una tierra que se desvive por las bicicletas y el ciclismo y que lo lleva en el ADN. Todo eso lo aglutina el color que dio vida al Euskaltel-Euskadi, el equipo que hizo historia con una cantera inagotable, con tardes de gloria para el recuerdo en el Tour de Francia y con una afición entregada en las cunetas, especialmente las de los puertos pirenaicos. Hoy, diez años después de la desaparición del conjunto que encabezaba Miguel Madariaga, sólo quedan algunos restos. Y la sombra de lo que un día fue.

Porque el Euskaltel-Euskadi sigue rodando por las carreteras y sigue, cómo no, con el mismo color. Pero nada tiene que ver con aquellos tiempos gloriosos. Aquellos tiempos naranjas. El equipo de los Iban Mayo, Haimar Zubeldia o Samuel Sánchez, de Roberto Laiseka o Mikel Nieve, que dejaron su impronta en cimas míticas como Luz Ardiden o Alpe d’Huez ganando etapas en el Tour, el maillot de la montaña que conquistó el asturiano, también campeón olímpico estando en las filas del conjunto vasco, son sólo brillantes recuerdos de un pasado que, por ahora, no tiene visos de reeditarse. El Euskaltel de ahora que rescató Mikel Landa de la ruina económica cuando tan solo era un equipo amateur sin patrocinadores y agonizaba a punto de desaparecer es hoy en día un equipo con licencia continental profesional, que no correrá el Tour de Francia que sale de su tierra, de Euskadi, ni tampoco la Vuelta a España que se inicia el próximo 27 de agosto en Barcelona, al no haber recibido invitación por parte de la organización de la carrera.

Precisamente es Mikel Landa uno de los pocos supervivientes de aquella era fantástica del Euskaltel que desapareció en el año 2013. El ciclista alavés es el único corredor de su historia que ha pasado por todas las categorías que entonces tenía el cuadro vasco, desde el Naturgas, el vivero de jóvenes valores para el equipo World Tour, pasando por Orbea y finalmente dando el salto al Euskaltel-Euskadi. De naranja también vistió hasta su desaparición Pello Bilbao. El sábado ambos partirán como los jefes de filas del Bahrein-Victorius. Junto a ellos, otros cinco serán los corredores vascos que estarán en la línea de salida de Bilbao: Omar Fraile y Jonathan Castroviejo con el Ineos, Alex Aranburu y Gorka Izagirre de la mano del Movistar y su hermano Ion con los colores del Cofidis.

Todos, a excepción de Aranburu, ciclistas ya curtidos y veteranos. Que tienen una edad considerable para el ciclismo que se viene, teniendo en cuenta que los Pogacar, Van der Poel, Evenepoel y demás grandes estrellas han bajado la edad media de las grandes estrellas, superando por poco la veintena.

Dos nombres de futuro

Pero hay lugar para la esperanza en este idolatrado ciclismo vasco y tiene dos nombres propios: el de Oier Lazkano, 23 años y recién coronado campeón de España el pasado domingo, que es el máximo exponente. El vitoriano, todo potencia y fuerza, va camino de convertirse en un clasicómano de referencia. Las píldoras de calidad que llevan su firma así lo atesoran, como el segundo puesto tras Pogacar en el Dwars Door Vlanderen o su victoria en Boucles la Mayenne. El otro es el de Markel Beloki, hijo del tres veces podio en el Tour de Francia Joseba Beloki, que está brillando en categoría juvenil y deslumbrando allá donde va, incluso de la mano de la selección española. Suyo es el futuro de una tierra que suspira por su siguiente héroe, pero que mientras lo espera no dejará de jalear a todos y cada uno de los ciclistas, sean de donde sean. La marea vasca naranja, aunque ya no sea del Euskaltel seguirá amando el ciclismo.