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GP de Francia
Síndrome compartimental, el talón de Aquiles de los pilotos de MotoGP
La lesión que condenó a Fabio Quartararo en Jerez cuando era líder es la gran plaga entre los pilotos del Mundial. Llevan su físico al extremo por la gran potencia de sus motos
Fabio Quartararo apareció en la sala de prensa del circuito de Le Mans con el brazo derecho envuelto literalmente por tiras adhesivas de las que utilizan los fisioterapeutas. Además, un apósito cubría la cicatriz de la operación a la que se ha sometido entre las citas de España y Francia. En Jerez iba líder destacado y de repente la articulación dijo basta. Empezó a perder fuerza en el brazo y puestos en la clasificación. A duras penas pudo acabar la carrera, pero ni victoria ni liderato, al revés, un llanto de dolor mezclado con rabia y algo de impotencia. «Fue muy frustrante la sensación que tuve durante la carrera. Me vi con el ritmo para lograr la victoria, pero no tuve la fuerza suficiente en el brazo. Cada vuelta que daba tenía más dificultades para frenar, hasta que llegó ese momento en el que me quedé sin fuerzas cuando aún quedaban diez vueltas», contaba antes de afrontar el Gran Premio de casa para él.
Ya fue intervenido del síndrome compartimental en 2019, pero el problema se le ha reproducido y no tenía más remedio. «Me operé por segunda vez en el antebrazo y me siento muy bien. Estamos haciendo estiramientos y tengo muchas ganas de pilotar. La verdad es que me siento muy bien y creo que no tendré problemas», explicaba muy optimista. Su lesión es una plaga entre los pilotos de motociclismo y la causa es el enorme esfuerzo físico que tienen que hacer con esa parte del cuerpo. «La gran mayoría de los músculos del cuerpo están recubiertos por un envoltorio elástico denominado fascia. Estas fascias son elásticas y se dilatan, pero no se extienden ante aumentos de presión ilimitados. Esto es lo que ocurre con el síndrome compartimental, que la presión es demasiado elevada para la elasticidad que ofrece la fascia muscular», cuenta Francisco Piñal, cirujano plástico y de la mano en el Hospital Vithas Madrid La Milagrosa. El remedio más efectivo es la intervención quirúrgica, que consiste «en abrir la fascia para eliminar la presión del músculo que, al aumentar de tamaño, ejerce sobre la misma», continúa el doctor. Sobre los plazos de recuperación, suelen ser de dos a tres semanas en el caso de las personas «normales», pero los pilotos no tienen tanto tiempo. Quartararo se operó el día 4 de mayo y diez días después, este viernes, ya se subió a la Yamaha para los primeros entrenamientos libres del GP de Francia.
La lluvia lo ayudó, porque con la pista mojada el esfuerzo físico no es tan extremo. Marcó el segundo mejor tiempo, sólo por detrás de Zarco, el otro francés de la categoría reina. En Moto2, Marcos Ramírez también pilotó ayer con las cicatrices todavía frescas en el brazo derecho. No ha tenido más remedio que someterse al bisturí para acabar con el dolor intenso y la sensación de hormigueo y agarrotamiento que provoca el síndrome compartimental, una dolencia que también ha llevado a Jack Miller al quirófano recientemente y que conocen bien históricos como Pedrosa o Cal Crutchlow.
Es el talón de Aquiles de los pilotos de MotoGP, que pueden vestir lo sistemas de protección más avanzados para evitar lesiones en las caídas, pero poco tienen que hacer con este problema. «Aunque cambies el entrenamiento, tienes carreras cada dos semanas y no puedes cambiar tu morfología. Parece que todo el mundo, más tarde o más temprano, va al quirófano para operarse del síndrome compartimental», aseguraba Quartararo, la última víctima de este mal. Las MotoGP son cada vez más físicas y los pilotos no tienen más remedio que ser atletas de élite para domarlas.
La potencia de las máquinas va aumentando y con la evolución de los neumáticos la velocidad en curva también crece sin control. Las escapatorias de los circuitos más antiguos empiezan a quedarse pequeñas ante ciertas caídas y lo mismo sucede con la capacidad muscular de los brazos de los competidores. «Esto siempre ha existido, lo que pasa es que ahora los pilotos trabajan más el físico por la potencia de las motos», asegura Álex Crivillé, embajador de AMV: «Por suerte la operación es sencilla», añade.
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