Motociclismo

Motociclismo

Zarco, el alma libre de MotoGP

El francés, que ayer hizo una «pole» de récord en Qatar, toca el piano, habla cinco idiomas y tiene una escuela en la que ayuda, entre otros pilotos, al hijo del hombre que le ha llevado a donde está.

Johann Zarco, del Monster Yamaha Tech durante el Gran Premio de Qatar.
Johann Zarco, del Monster Yamaha Tech durante el Gran Premio de Qatar.larazon

El francés, que ayer hizo una «pole» de récord en Qatar, toca el piano, habla cinco idiomas y tiene una escuela en la que ayuda, entre otros pilotos, al hijo del hombre que le ha llevado a donde está.

Johann Zarco fue el mejor novato el año pasado y ayer firmó en Qatar su tercera «pole» en la máxima categoría, pulverizando el récord de la pista, que tenía Jorge Lorenzo desde 2008. El francés brilla en lo más alto del motociclismo y Yamaha se ha movido rápidamente para garantizarle una moto oficial y competitiva en 2019, pero no siempre ha sido todo tan fácil y bonito para Zarco, un alma libre en el «paddock». Nunca fue el típico talento infantil captado por una gran estructura e impulsado hacia arriba por los patrocinadores. Su camino fue mucho más tortuoso y por eso, ahora que es una estrella, no ha olvidado a las marcas que le apoyaron cuando nadie lo hacía. Su relación con esos patrocinadores es más cercana que la comercial.

No hay ni rastro de divismo en Zarco, algo difícil de conseguir en una galaxia en la que todo gira alrededor de los pilotos. A él no le atraen demasiado los focos y todavía muestra cierta timidez ante las cámaras, a pesar de que habla francés, italiano, español, ingles y algo de catalán y húngaro. Hasta hace muy poco su teléfono móvil era de los que no tienen conexión a internet y no era extraño, en sus tiempos de Moto2, que se quedara a dormir en el camión junto a los mecánicos de su equipo. En la categoría intermedia ganó dos títulos mundiales (2015 y 2016) y nada más ganar su segunda corona reconoció que había padecido algo de estrés, tratando de estar a la altura de su condición de campeón.

Su llegada a MotoGP fue un huracán el curso pasado, con un estilo agresivo según algunas opiniones, pero con el respeto de todos sus compañeros. Lideró las primeras vueltas en Losail, donde ayer confirmó con una «pole» brutal lo que ya había avisado Márquez: «Ojo con Zarco», ha dicho Marc cuando le preguntaban esta pretemporada por los candidatos al título. El galo se sonroja cuando escucha a pilotos tan grandes dedicarle piropos, pero lo cierto es que todos consideran que puede hacer cosas importantes. En el pasado GP de Francia consiguió su primer podio en MotoGP ante su afición en un país no especialmente enamorado del motociclismo. Cumplió así uno de los sueños de aquel niño que dejó a su familia en Cannes para trasladarse a Avignon junto a Laurent Fellon, la persona que le ha conducido hasta donde está en estos momentos y que es algo más que su mánager. Con él fue superando etapas y algo tuvo que ver también Andrea, la pareja de su hombre de confianza, que es húngara y a través de la cual conocieron a Gabor Talmacsi, antiguo campeón del mundo y que les ayudó en los comienzos.

Su familia no suele acudir a los circuitos, aunque sí lo hacen Laurent, Andrea y su hijo, Lorenzo (13 años y que participa en la European Talent Cup), al que Zarco está ayudando personalmente para devolver, de alguna manera, todo lo que han hecho por él. Tiene una escuela en Avignon (Z&F Grand Prix School), con chicos a los que Johann quiere dar un impulso. Hoy parte desde el primer puesto por delante de Márquez y lo va a intentar: «Si lucho por la victoria y acabo en el podio será un sueño también», asegura.