Euroliga

Real Madrid-Panathinaikos, la epopeya de la Duodécima

El Madrid, favorito en la final ante los griegos. Puede repetir título 56 años después y acabar con la maldición que persigue al equipo que termina líder la primera fase

Chus Mateo, entrenador del Real Madrid
Chus Mateo, entrenador del Real MadridCLEMENS BILANAgencia EFE

Dimitris Giannakopoulos no es el capitán ni el jugador franquicia del Panathinaikos. Es el presidente del club, un multimillonario griego que ha hecho fortuna con empresas farmacéuticas. Siempre a pie de pista, siempre descamisado, siempre protestando las decisiones arbitrales y cuando desaparece entre cuartos o en el descanso es que se ha ido a algún rincón del pabellón de turno a fumar. Trece años después su club está en una final de la Euroliga. En esta etapa amenazó con abandonar el torneo, abonó teorías conspiratorias de diverso pelaje sobre la Euroliga, puso en venta el club por 25 millones de euros y el pasado verano se empeñó en que el PAO volviera a ser grande. Pronosticó una final contra el Madrid y que su equipo ganaría como lo hizo el campeón el curso pasado, con una canasta de Sloukas en el último segundo.

Real Madrid y Panathinaikos son dos marcas clave en la Euroliga. Cuando era Copa de Europa, cuando el actual torneo era un embrión y en la actualidad. Nadie ha ganado más que el Madrid –once títulos– y los griegos se hicieron grandes –cinco de sus seis títulos– con la imponente figura de Zeljko Obradovic en el banquillo. Choca que con el palmarés de ambos sea una final inédita. Y al partido decisivo, como a la Final Four, llega como favorito el bloque de Chus Mateo. Batió el récord de victorias en la primera fase, liquidó en tres encuentros al Baskonia, atropelló y supo manejar al Olympiacos en la semifinal... la sensación que ha transmitido en toda la temporada es que a su mejor nivel nadie le puede desafiar. Su curso es para presumir. «Dice mucho del trabajo que viene haciendo nuestro club el estar tres años seguidos en la final de la Euroliga, haber hecho diez Final Four en trece años. Hay mucha gente detrás en la estructura del club. Con buenos nacionales, buenos jugadores que han sido fichados de los mejores sitios y un carácter que hace que el Real Madrid tenga un ADN especial que hace que en los momentos decisivos saquemos el colmillo. Estoy súper orgulloso de haber conseguido la segunda final consecutiva», dice Chus Mateo.

Panathinaikos vuelve a una final trece años después. Giannakopoulos no soportaba más las mediocridades de las últimas temporadas y apostó por el técnico que llevó a la gloria al Anadolu Efes. Con Ergin Ataman en el banquillo ha reclutado un bloque capaz de pelear con cualquiera. El Panathinaikos, más allá de su nacionalidad, tiene muy poco que ver con el Olympiacos. Es un equipo al que le va el ritmo alto, anotador y con individualidades muy notables capaces de decidir partidos.

Su columna vertebral está formada por Kostas Sloukas (41 puntos al Madrid entre los dos partidos de la primera fase), Kendrick Nunn y Mathias Lessort. El base es referente en una competición que ya ha ganado con el Olympiacos y el Fenerbahçe. El escolta es un gran anotador y la hiperactividad y el físico del pívot francés suplen su falta de centímetros. Este curso ganaron en Madrid (86-97) en un partido después de una Ventana FIBA y cayeron en Atenas (78-90).

«No estoy sorprendido de que estén en la final porque tienen mucha confianza y tienen un entrenador que les empuja a ser campeones. No va a ser sencillo, tienen líderes en el equipo y buenos anotadores, buenos reboteadores, buena química. Serán duros», asegura Chus Mateo. Aunque para líderes, los tres de los que presumió el entrenador madrileño: «En el tiempo que he coincidido con Llull, Rudy y Chacho, sólo puedo tener buenas palabras para ellos, por cómo transmiten la ganas de ganar y una palabra de ánimo cuando se necesita, por cómo entrenan pese a las mil batallas que arrastran en sus piernas, por cómo se han adaptado a jugar 90 partidos, especialmente Rudy y Llull, al haber perdido condiciones físicas. Es de admirar».

Su colega Ataman ha trasladado su ambición a un equipo en el que Juancho Hernangómez ocupa un papel muy secundario. Antes de la final ya mandó uno de esos mensajes que de vez en cuando suelta para los despachos de la Euroliga. «Para decidir el campeón preferiría un playoff como en la NBA antes que una Final Four, pero con una temporada tan larga es imposible». El último obstáculo para la Duodécima del Real Madrid es la Séptima del Panathinaikos.

Mayoría absoluta de hinchas del Panathinaikos

Resulta muy complicado estimar cuántos aficionados del Panathinaikos se citarán hoy en el Uber Arena. Las estimaciones apuntan a 6.000-7.000 seguidores frente a los algo menos del millar de madridistas. El equipo de Chus Mateo podrá contar con el apoyo de los aficionados del Olympiacos, unos 3.000, que han decidido no revender sus entradas. Todo sea por evitar el título del eterno enemigo.