
Tenis
Carlos Alcaraz escribe un mensaje a Sinner tras su retirada en Cincinnati que emociona al público
El español ganó el Masters por la retirada de su rival tras un golpe de calor. Pero en su celebración, Carlitos estuvo caballeroso

El desenlace de la final del Masters 1.000 de Cincinnati entre Carlos Alcaraz y Jannik Sinner dejó una estampa inesperada. Lo que debía ser un nuevo capítulo en una de las grandes rivalidades del tenis contemporáneo se convirtió en una final marcada por el calor, la fatiga extrema y la retirada del número uno del mundo. Con temperaturas de 31 grados, sensación térmica de 33 y una humedad que rondaba el 56%, las condiciones ya avisaban desde el inicio de que la resistencia física podía ser determinante. Eso marcó una final corta, pero que dejó un gesto caballeroso, una vez más, de Carlos Alcaraz.
Sinner, errático
El partido comenzó con un Alcaraz muy enchufado y un Sinner sorprendentemente errático. Desde el primer juego, el español impuso un ritmo demoledor, restando profundo y atacando con una agresividad que desbordó a su rival. Sinner, por su parte, se mostró lento en los desplazamientos y falto de frescura. Apenas se movía con la agilidad habitual, algo que llamó la atención de inmediato. En el primer intercambio largo, consiguió sumar su primer punto, pero poco después empezó a encadenar errores no forzados, derechas que se marchaban largas y restos que quedaban en la red.
El marcador reflejaba esa diferencia de sensaciones: juego en blanco para Alcaraz en el primer turno, rotura inmediata en el segundo y un 2-0 que ya presagiaba un set complicado para el italiano. Cada servicio suyo era un suplicio. La presión del murciano, unido a la incapacidad de Jannik para sostener peloteos largos, derivaba en errores constantes. Una doble falta y varias derechas fuera completaron el panorama.
Un rival sin energía
Con 0-3 en contra, Sinner ya mostraba gestos inequívocos de agotamiento. A pesar de intentar reaccionar con algún golpe aislado, su lenguaje corporal transmitía derrota. Caminaba despacio, respiraba con dificultad y en ocasiones ni siquiera perseguía las dejadas de Alcaraz. El contraste era enorme: el español corría y dominaba cada punto, mientras el italiano parecía atrapado por una losa física invisible.
El parcial se fue inclinando aún más. Con 0-5 y tras una tercera rotura consecutiva, la situación era crítica. En ese momento, Sinner acumulaba ya tres dobles faltas y se le veía cada vez más descompuesto. El colapso estaba cerca. Según se pudo escuchar, confesó a los médicos un “No tengo energía”. No tuvo fuerzas para seguir y optó por retirarse.
Alcaraz - Sinner, rivales, pero no enemigos
La imagen de su salida quedará como una de las más duras de su carrera. Acostumbrado a mostrar entereza, a ser un robot, fue vencido por las adversidades. Alcaraz, por su parte, reaccionó con empatía y respeto. Tras confirmarse su victoria, escribió en la cámara un sentido mensaje: “Lo siento, Jannik”.
Ese gesto no fue casual. Los dos mejores tenistas del planeta, que están forjando una rivalidad de leyenda con enfrentamientos memorables en Roland Garros y o Wimbledon, mantienen a la vez una relación ejemplar fuera de la pista. Se respetan, se admiran y su rivalidad no traspasa la cancha.
El duelo, que prometía ser vibrante, terminó de manera abrupta. Alcaraz dominaba claramente y apuntaba a un triunfo sólido, pero la retirada privó al público de un espectáculo prolongado. El murciano, aun así, sumó un nuevo título a su palmarés y reforzó la narrativa de que está siempre preparado para dar un paso al frente cuando la ocasión lo exige.
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