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Tenis

30 años del triunfo de Bruguera en Roland Garros, el comienzo del dominio español en París: "Se me olvidó ir a cobrar el premio"

La victoria de Sergi en 1993 (repitió en 1994) hizo creer a los tenistas españoles que podían ganar Roland Garros. Se convirtió en costumbre y Nadal lo ha llevado al extremo. Lluís Bruguera recuerda cómo fue ese primer triunfo

El tenista español Sergi Bruguera tras vencer al americano Jim Courier, el 6 de junio de 1993, en la final de Roland Garros. LR

La imagen de un tenista español levantando la Copa de los Mosqueteros, ganando Roland Garros, ha sido muy habitual recientemente, pero no siempre fue así. Se cumplen 30 años del que todos señalan como el punto de inflexión. Sergi Bruguera tiró una derecha algo forzado, golpeó la pelota con el alma y Jim Courier no pudo controlar la volea y se le fue larga. Sirvió para el 6-4, 2-6, 6-2, 3-6 y 6-3 final, después de una batalla que se quedó a un minuto de llegar a las cuatro horas.

Sergi se tiró al suelo y se llevó las manos a la cara. Lloró. En la grada, su padre y entrenador, Lluís Bruguera, que había estado todo el partido casi sin moverse, atento, nervioso, enloqueció. Su hijo acababa de derrotar al número dos del mundo, ex uno, que había ganado en París las dos ediciones anteriores. Cumplió su sueño y no sabía todavía lo que ese torneo iba a suponer. Courier, muy deportivo, recorrió la pista para levantar a su rival del suelo y darle un abrazo y felicitarlo. "En los últimos años anteriores lo máximo a lo que había llegado un español era a cuartos, hacía mucho que España no estaba otra vez en posición de ganar Roland Garros", recuerda Lluís. Era el 6 de junio de 1993 y en la memoria de los más veteranos estaban los triunfos de Manolo Santana en 1961 y 1964, el de Andrés Gimeno (que comentó la final de Bruguera para TVE) en 1972, y la final de Orantes en 1974. Después de eso, el vacío en hombres y la heroicidad de Arantxa Sánchez Vicario en mujeres, campeona en 1989 tras derrotar a Steffi Graf y campeona otras dos veces más en la década de los 90 (1994 y 1998), para sumar tres títulos en las seis finales que disputó.

Desde Bruguera, 19 de 30

Después de ese triunfo de Bruguera la historia cambió y de las 30 veces que se ha jugado Roland Garros desde ese momento, en 19 han vencido tenistas españoles: otra más Bruguera (1994), después Moyá (1998), Albert Costa (2002), Juan Carlos Ferrero (2003) y, claro, las 14 de Rafa Nadal, que por desgracia este año no podrá optar a la décimo quinta. "Cuando ganó Nadal la primera vez la gente ya estaba habituada a que tenistas españoles triunfaran en Roland Garros. Después lo suyo ha sido excepcional. No hay nadie en el mundo que pueda soñar con ganar un Grand Slam 14 veces. Cuando Borg lo consiguió seis parecía imposible, pues 14 qué te voy a decir. En tres vidas no va a volver a pasar nunca esto. Lo suyo es de otra galaxia, un fuera de serie, con el juego idóneo para pista de tierra», opina Lluís.

"Con el primero de Nadal estábamos habituados, pero lo suyo es de otra galaxia, ni en tres vida se va a volver a vivir"

LLUÍS BRUGUERA

Además de estas 19 victorias de 30 han disputado la final Berasategui (en 1994 precisamente contra Bruguera), el propio Sergi otra vez, Corretja en dos ocasiones (una de ellas en el triunfo de Moyá), Ferrero (cuando ganó Costa) y David Ferrer (superado el último día por Nadal). Incluso en 1998 tres de los cuatro semifinalistas eran españoles: Mantilla, Corretja y Moyá. "Lo han dicho ellos. Antes de Sergi el único español que había hecho algo era llegar a cuartos. Al ganar él, todos, entrenadores y jugadores, lo dijeron en “L’Équipe”, que Sergi les había demostrado que se podía, y esto es básico. Antes íbamos a Roland Garros a ver si pasábamos unas cuantas rondas, y a partir de Sergi todo el mundo dijo: '¿Por qué no? ¿Por qué yo no puedo?' Este extra de creer es fundamental. Por eso de Sergi dicen que abrió la puerta a todo lo que ha sido después el tenis español, con toda la modestia del mundo", reflexiona su padre.

"Los que ganaron después reconocieron que Sergi les demostró que se podía"

LLUÍS BRUGUERA

Bruguera llegó a ese Roland Garros de 1993 como el once del mundo, con 22 años, y ya era un jugador importante, sobre todo en tierra batida. "Nosotros nunca nos planteamos nada a priori. Estaba jugando bien, había ganado Montecarlo, era un jugador al que todo el mundo consideraba de los mejores en tierra. Sólo intentamos jugar lo mejor posible. Sergi estaba en una forma impresionante y con una confianza muy grande", admite Lluís Bruguera. Su trayectoria hasta la final fue impecable, con récord incluido. Superó a Henri Leconte en primera ronda, y en segunda a Thierry Champion por un rotundo 6-0, 6-0 y 6-0, resultado que sólo se ha dado cinco veces en la historia de los Grand Slams, la última ésa. Pero es que el estreno también lo había cerrado con un 6-0 (7-6, 6-1 y 6-0) y arrasando en el set anterior. Entre el primer y el tercer duelo, el catalán acumuló 31 juegos seguidos, aunque como contó en una entrevista a "Punto de Break" sí intentó dejarse ir ante Champion: "Todavía le recuerdan el resultado, jugaba en casa, la tele en directo... No había tenido ventaja en todo el partido y con 6-0, 6-0 y 5-0 la tuvo y le intenté dejar el juego, pero se puso tan nervioso que las tiró todas fuera".

En los octavos de final se deshizo de Meligeni también por la vía rápido y en los cuartos eliminó a Pete Sampras, el número uno del mundo que finalmente terminó su carrera sin levantar Roland Garrros. El estadounidense se estaba empezando a convertir en la gran leyenda que fue, superado después por Nadal, Federer y Djokovic. La semifinal fue contra un tenista fantástico como Andrei Medvedev, al que el español también dio una paliza (6-0, 6-4 y 6-2). El ucraniano está ahora combatiendo en la guerra. "Si escuchas la final en el Canal Francés, que la retransmitía Jean Paul Loth, el capitán de la Copa Davis, él consideraba que Sergi era el mejor jugador de tierra en aquellos momentos con diferencia. Los rivales, cuando lo tenían enfrente, lo veían un poco negro. Había jugadores que luchaban un rato y a medida que veían que no podían, se iban", explica Lluís Bruguera.

Una táctica agresiva que Courier no se esperó

Jim Courier, el oponente en la final, no iba a ser de esos que se rindieran. Era el campeón, y dos veces seguidas. "Sergi había perdido con Courier en cuartos del Open de Australia y de Roma [sin ganar un set]. Lo teníamos que preparar muy bien para poder ganar", rememora Lluís, que planteó una estrategia que salió a la perfección: "Lo primero era no dejarle jugar, porque si Jim cogía la máquina, te machacaba. Después, variarle las alturas y ser más agresivos de lo que Courier se pudiera esperar. Intentamos que el planteamiento que tenía él en la cabeza no fuera el correcto. Ten en cuenta que su entrenador era José Higueras, que nos conocía al 200 por cien". Cuando estaba sirviendo para llevarse el partido en el quinto set, Sergi se vio con un 15-40 abajo que sacó adelante, pero el momento más delicado fue antes. "Lo más importante de esta final es que Sergi iba dos sets a uno arriba y 3-2 y a continuación perdió 6-3, 2-0, seis juegos seguidos porque Jim en ese momento optó por un tenis agresivísimo, pegándolo todo, y las metió. Era una situación límite. Lo primero era no dejarse. Y segundo, tuvo la capacidad de ser más agresivo. Yo le dije que había que ir más para adelante, jugar con un ritmo que a lo mejor en otro partido no hubiéramos utilizado. Había que jugar distinto y para mí Sergi lo hizo espectacular y ganó cinco juegos seguidos. Lo hizo perfecto", narra Lluís.

"¿Te crees que juego solo?"

SERGI BRUGUERA A SU PADRE, DURANTE LA FINAL

En esos momentos el jugador miraba al banquillo y desde ahí su padre le repetía que tenía que ser más agresivo, que si no se les escapaba el partido, y Sergi le respondía: "¿Qué te crees que juego solo?". Los recuerdos le llegan claros al entrenador. "Él no se calentaba, escuchaba, teníamos una simbiosis importante. Lo que buscas ahí es cómo puedes ayudar a que el que está dentro pueda hacer lo que tú le pides. Coaching siempre ha habido [ahora está permitido]. Tú intentas animar, no es como en otros deportes que puedes hablar un minuto o lo que sea, pero tampoco lo necesitas. Si tú a un jugador le tienes que buscar un minuto y hablarle para que gane, es que no has preparado el partido", piensa Bruguera.

Nunca habían comentado lo de ganar en París, pero no hizo falta para saber que los dos lo tenían en la cabeza desde siempre. Fue en la considerada durante mucho tiempo en los propios libros de Roland Garros mejor final de la historia, hasta que llegó Nadal. Era la consecución de lo que habían deseado desde que era un niño y la celebración fue por todo lo alto con su equipo de trabajo, con la familia... "Estábamos tan contentos yo y Sergi de haber ganado que no cobré", desvela Bruguera padre. "No fui a buscar el premio. A la mañana siguiente me dijeron: ‘'Tienes que pasar por Roland Garros para recoger el premio'. Vas allí a secretaría, lo tienen preparado y lo firmas. Se me olvidó. Estaba tan contento en la celebración por lo que habíamos conseguido que se me olvidó cobrar, pero es que eso no era lo importante", concluye.

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