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Garbiñe, un ciclón en la final de Wimbledon

La española pasa por encima de Rybaricova (6-1 y 6-1) para disputar por segunda vez el partido definitivo en el All England Club. Su rival será Venus Williams

Garbiñe celebra su triunfo que le da el pase a la final de Wimbledon
Garbiñe celebra su triunfo que le da el pase a la final de Wimbledonlarazon

La española pasa por encima de Rybaricova (6-1 y 6-1) para disputar por segunda vez el partido definitivo en el All England Club

La cara de Magdalena Rybaricova era la de una mujer desesperada durante la hora y cuatro minutos que duró su partido de semifinales contra Garbiñe Muguruza. El cuento de hadas que está viviendo la eslovaca en el All England Club llegó a su fin de forma rápida y contundente, sin paliativos, sin discusión. Garbiñe fue un ciclón, una máquina de jugar al tenis, y se clasificó para su segunda final de Wimbledon dejando escapar apenas un par de juegos (6-1 y 6-1).

Su rival será Venus Williams, que superó a la local Konta (6-4 y 6-2) en la otra semifinal.

No tuvo fisuras Garbiñe. Su mentalidad está siendo granítica en estas dos semanas en la capital inglesa, y cuando eso sucede la española es capaz de vencer a cualquiera. De tenis anda sobrada. De tiros, también, con la derecha y con el revés, a lo que está uniendo la capacidad se saber leer a la perfección los partidos.

El huracán arrancó el duelo con cinco juegos seguidos, una losa demasiado grande contra alguien que disputa por primera vez las semifinales de un «Grand Slam». Rybaricova es la 87 del mundo, pero su ránking es falso. Las lesiones la han llevado tan atrás. Tiene más juego que el número del mundo en el que figura, aunque en las semifinales no lo pareciera. Ha eliminado a tenistas como Pliskova y Coco Vandeweghe, pero no lo pareció en la penúltima ronda por «culpa» de Garbiñe, imperial en todos los sentidos. El fondo de la pista fue suyo, y también la red, donde subió constantemente para cerrar los puntos.

Después de su incendiario arranque cedió su primer juego la española, pero no hubo ni pizca de relajación en ella. Se puso de nuevo manos a la obra, mandoble a mandoble, para lograr otros cinco juegos seguidos y ponerse 4-0 en el segundo parcial. No veía huecos Rybaricova: irregular con el saque, si intercambiaba golpes salía perdiendo, si cortaba el ritmo con dejadas, Muguruza llegaba a todas; y si subía a la red era superada con asiduidad. Ganó su primer y único juego del segundo set la eslovaca de milagro (tuvo que levantar dos pelotas de ruptura también ahí), pero su destino estaba escrito.

Garbiñe, asesorada en este torneo por Conchita Martínez, pues su entrenador Sam Sumyk, está a punto ser papá, disputará su segunda final en Wimbledon y la tercera de un «grande». En la hierba de Londres se dio a conocer internacionalmente en 2015, cuando sólo cedió ante la gran Serena Williams. A partir de ahí, de su gran explosión, su carrera ha estado llena de altibajos. No consigue ser regular durante el año y las lesiones la han amenazado de vez en cuando, pero el año pasado conquistó Roland Garros (que levante la mano quien haya conseguid