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Fórmula Uno

La tremenda crítica de Hamilton a la FIA

El británico expresó su malestar

Lewis Hamilton no solo cambia de escudería, también de nombre y este es el motivo
Lewis Hamilton, durante una sesión de fotos@Ferrari

Lewis Hamilton volvió a colocarse en el centro del debate tras expresar públicamente su sensación de injusticia con la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) después del Gran Premio de México. El piloto británico, siete veces campeón del mundo, considera que la aplicación del reglamento no es igual para todos los competidores y que existe “un doble rasero” en la interpretación de las normas según el piloto, la escudería o las circunstancias.

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Hamilton explicó que la Fórmula 1 es un deporte extremadamente regulado, donde cada acción en pista puede ser revisada y sancionada, pero insistió en que esa reglamentación debería aplicarse de manera uniforme para no perjudicar el espíritu competitivo. Según él, hay decisiones de los comisarios que en ocasiones se resuelven con rapidez y contundencia, mientras en otras se tarda más en pronunciarse o incluso se opta por no intervenir. Esa variabilidad, sostuvo, genera malestar y desconfianza entre los pilotos.

El británico ha sido protagonista de numerosos episodios en los que la FIA ha intervenido, especialmente en las últimas temporadas, marcadas por polémicas en situaciones decisivas de carrera. Aunque no se refirió a un caso concreto de manera explícita, sí dio a entender que su experiencia reciente le ha llevado a cuestionar si todos los pilotos compiten bajo las mismas condiciones. Su mensaje no fue agresivo, pero sí firme: la Fórmula 1 necesita claridad, coherencia y previsibilidad para mantener la igualdad.

Desde su llegada a la categoría, Hamilton se ha distinguido tanto por su habilidad al volante como por su defensa de valores relacionados con la equidad y el respeto deportivo. Por ello, sus declaraciones no pasaron desapercibidas entre sus compañeros de parrilla, en los equipos y en los círculos mediáticos que siguen el campeonato. Algunos analistas interpretan su posicionamiento como parte de un clima creciente en el que varios pilotos reclaman mayor consistencia en las decisiones de dirección de carrera, especialmente en situaciones límite como adelantamientos al límite, contactos leves o maniobras en zona de frenada.

La FIA, consultada en otras ocasiones sobre situaciones similares, ha insistido en que las decisiones se toman siguiendo protocolos establecidos y que cada incidente se analiza de manera independiente, teniendo en cuenta factores como la velocidad, la trayectoria y el contexto del momento. Para el organismo, no existe preferencia hacia ningún piloto o equipo, sino criterios de seguridad y reglamentación.

Sin embargo, la percepción de los protagonistas sigue siendo un factor central. Cuando un piloto de la talla de Hamilton expresa desconfianza, el debate se amplifica inevitablemente. Su trayectoria, influencia y experiencia hacen que sus palabras tengan peso más allá del resultado de una carrera concreta.

A pesar de su queja, Hamilton concluyó transmitiendo la idea de que continuará compitiendo con la misma intensidad. Su objetivo sigue siendo pelear en pista, ganar carreras y mantenerse en la lucha por el campeonato. Pero dejó claro que espera que la FIA reflexione sobre la necesidad de mayor claridad en las decisiones, para preservar no solo la competitividad, sino también la credibilidad de la categoría.

La Fórmula 1 siempre ha sido un escenario donde el reglamento convive con la interpretación. La pregunta ahora es si la presión pública de los pilotos más influyentes obligará a la FIA a revisar los mecanismos de comunicación y arbitraje. Hamilton, por su parte, ya ha abierto un capítulo más en un debate que, lejos de cerrarse, continúa creciendo carrera tras carrera.