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«Y ahora, la Champions»

«Y ahora, la Champions»
«Y ahora, la Champions»larazon

Una multitud de aficionados rojiblancos, congregados en la madrileña Plaza de Cánovas del Castillo y en las las calles adyacentes, celebró con la plantilla del Atlético de Madrid la conquista del décimo título de liga.

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En la Plaza de Cánovas del Castillo trascendía la euforia y flotaba el éxtasis. De unos años a esta parte, la toma por parte de la afición del Atlético de este símbolo rojiblanco, fuente emblemática de Madrid, sin llegar a ser un hábito es casi visita obligada. Cinco títulos en los últimos cinco años, cuatro en los últimos tres, convierten la visita de los atléticos a su dios en una peregrinación creciente en número y en pasión. Cada título, una reunión; pero ninguno de los celebrados en este último lustro, ni las Supercopas ni las Euroligas ni siquiera la Copa conquistada al Madrid en su feudo, adquiere la relevancia del último: la Liga. La décima Liga, que llega después de dieciocho años de espera. Los dos títulos de la Liga Europa se vieron superados en emotividad por la Copa del curso pasado ganada al máximo rival. Y todos esos títulos palidecen al lado de la Liga en la que el Atlético ha superado a los dos grandes que parecían disputársela en exclusiva.

Cuando el autobús en el que viajaban los jugadores atléticos, con Cerezo y Caminero, con el eufórico Simeone, llegó al destino pasadas las ocho y media, el entrenador del milagro fue contundente frente a entregados seguidores: «Esto no es solamente una Liga; muchachos, mujeres, es algo más importante. Si se cree y se trabaja, se puede, arriba todos». Y el aficionado atlético, necesitado de ésta y de otras alegrías, que el purgatorio es insoportable, prorrumpió en una cerrada ovación. Con la música de Carlos Jean de fondo, la afición rojiblanca tomaba conciencia de que todo es posible.

Dejó dicho Bill Shankly, el legendario entrenador del Liverpool, que el «fútbol no es una cuestión de vida o muerte, es algo mucho más importante». Exageró, seguro. Pero al ver al dios Neptuno rodeado de miles y miles de súbditos rojiblancos, que esperaban con el sol sobre sus cabezas el autobús de esos héroes que ganaron la Liga al Barcelona y al Madrid, la frase puede incluso llegar a comprenderse.

Por encima del júbilo general, calaba un mensaje, coreado, según vestía Gabi al dios Neptuno con los colores rojiblancos: «Y ahora, a por la ''Champions''». La primera espera al Atlético.