Tu economia
“El transhumanismo es una realidad”
Entrevista con Concha Monje, directora de Humasoft
– Muchos profesionales trabajarán en el futuro desarrollando robots. ¿Qué deben hacer para seguir su camino?
– En mi caso, estudié Ingeniería Electrónica, me doctoré en Ingeniería Industrial y me especialicé en robótica. Como miembro del equipo de RoboticLabs de la Universidad Carlos III, dentro del grupo de Humanoides, desarrollo extremidades blandas y el control de las mismas.
– ¿Qué aplicación tiene su robótica?
– No tengo clara la respuesta... vale para muchas cosas. Desarrollamos un cuello blando que debe ser versátil y poder funcionar también como brazo, lo que no es sencillo. Una de las aplicaciones que se están probando es bañar a personas mayores, lo que requiere de precisión y seguridad, pues el brazo debe poder coger peso, usar un utensilio y, por supuesto, no hacer daño. Nuestro proyecto no es de reto (con objetivo concreto) sino de excelencia: desarrollamos un concepto que podrá aplicarse a muchas cosas.
– Lo que cuenta usted esta por debajo de mis expectativas. Los medios nos hablan de avances de película...
– Los medios confunden. La robótica es muy amplia y no avanza de manera homogénea. Se producen hitos, pero no están conectados. Además, se trata de un sector muy sensible que requiere de muchas garantías y estamos aún muy, muy lejos de ese escenario cinematográfico. En robótica confluyen la física, la ingeniería, los materiales, la programación y no todo evoluciona a la vez. La IA aún es muy básica y esos vídeos que vemos, como los de los robots de Boston Dynamics, son recreaciones. No es verdad que tengan esa capacidad locomotora y autonomía de decisión.
– ¿Son falsos?
– Sí. Hay avances en todas las áreas, pero en mi sector, ni siquiera usamos un mismo lenguaje de programación. Hay ya una plataforma común, ROS (Robotics Operation System), pero hoy por hoy, aplicar un avance e integrarlo con otro implica desarrollarlo de nuevo para tener un lenguaje común. Muchos hacemos lo mismo, pero de forma diferente.
– ¿Cómo estamos del transhumanismo?
– Es una realidad. Trabajo con robots extracorpóreos para ayudar al ser humano desde fuera, pero hay un mundo fascinante desde dentro, como los bionanorobots que abren nuevas perspectivas, por ejemplo, para aplicar quimioterapia en el lugar exacto o monitorizar el cuerpo. Lucharán contra el envejecimiento y la enfermedad y nos convertiremos en «cyborgs», en superhumanos.
– La robótica provoca suspicacias. Me recuerda usted al investigador que creó el brazo de los «terminators»...
– El gran miedo no es la investigación, sino cómo se regula. Hay quien piensa que los investigadores deberíamos parar, pero estaríamos renunciando a muchísimos avances. En unos años, habrá personas más cualificadas que otras para un trabajo si tienen posibilidad de pagarse un implante y otras no. Ese debate se va a abrir. Va a pasar. ¿Dónde poner el límite? ¿Cómo garantizar que sea equitativo para todos? Es complejo, pero es lo de siempre. ¿Por qué permitimos que haya un tercer mundo? Soy optimista. Si hemos llegado hasta aquí sin aniquilarnos, superaremos esto. En el mundo hay mucho conflicto, pero también mucho entendimiento. Seremos capaces de llegar a consensos o incluso revertir, pese a los intereses malignos de gente muy poderosa. Nuestra responsabilidad ahora es estar formados porque lo que vemos es la punta del iceberg. Debemos trabajar conjuntamente ingenieros, científicos y legisladores.
– ¿En qué somos buenos en España?
– En robótica industrial. Somos capaces de hacer fábricas completamente robotizadas. Ahora, además, vamos aplicando IA, comunicando a toda la planta. Eso repercute en la producción, en tiempos más cortos y mayor seguridad.
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