Banco de España

El Banco de España advierte de una recesión “más larga y severa” de la prevista

El gobernador Pablo Hernández de Cos pide en el Congreso un pacto de Estado y la revisión de los beneficios fiscales existentes. Avisa del peligro de un déficit estructural disparado

El Banco de España ha oscurecido la validez de sus propias previsiones y descartado las que planteó hace tan solo unas semanas. En ellas defendía «una recesión más breve y moderada» provocada por la pandemia. Pero la acumulación de índices negativos ha llevado al gobernador del supervisor bancario, Pablo Hernández de Cos, a estimar que «la duración de la perturbación será más larga de lo inicialmente anticipado», por lo que augura que el confinamiento provocará una contracción «muy severa» del Producto Interior Bruto (PIB) de entre el 9,5% y el 12,4% este año, con una recuperación en 2021 insuficiente para alcanzar el nivel previo, registrando un avance económico de entre el 6,1% y el 8,5%. No ha tenido más remedio que reconocer que se quedaron cortos en sus previsiones y ha descartado de plano el escenario proyectado en abril –que auguraba una caída de entre el 6,6% y el 13,6% para el conjunto del año–, por lo que ha reclamado que se alcance «un Pacto de Estado» entre las fuerzas políticas para superar esta crisis. El organismo ha empeorado significativamente el escenario base del actual terremoto económico porque las caídas pronosticadas eran «poco realistas» y su impacto será «más abultado» de lo esperado. No obstante, sí que ha mejorado un tanto el pronóstico para la recuperación que se espera para el próximo año, al augurar un alza de entre el 6,1% y el 8,5%, frente a la horquilla de entre el 5,5% y el 8,5% que presentó el pasado mes de abril.

Durante su comparecencia ante la Comisión de Asuntos Económicos del Congreso -en la que ha planteado el diagnóstico del Banco de España sobre las medidas implementadas por el Gobierno para hacer frente a la crisis sanitaria y la evolución de la economía- ha indicado que los escenarios macroeconómicos estiman que el coste presupuestario de la crisis será “muy alto” por el doble efecto de las medidas paliativas y de estabilización adoptadas, que conducirán a un déficit público “muy elevado” este año, lo que provocará un sobreendeudamiento del conjunto de las administraciones públicas. De Cos advierte de que ese ratio de deuda sobre el PIB podría situarse en el 120% en el peor de los escenarios, el más elevado en la historia reciente de España. Pese a ello, apuesta porque finalmente, al término de este año, esta deuda se situará alrededor del 115%, en consonancia con las previsiones proyectadas por el propio Gobierno, la Comisión Europea, el FMI y la AIReF. En este sentido, ha defendido ante los diputados que deben potenciarse la política fiscal de emergencia y avisa al Gobierno de que retirar de forma prematura esa cobertura “aumentaría el riesgo de que el crecimiento económico sufriera daños más duraderos”, por lo que debe mantenerse el apoyo a las rentas y a la liquidez de trabajadores y empresas mediante “inyecciones rápidas de recursos de naturaleza transitoria”, defendió. Pese a que no ve "alternativa sensata a la expansión presupuestaria”, ha avisado del peligro de un déficit estructural disparado, “porque puede poner en peligro la recuperación en el corto plazo”.

Sin embargo, si por un lado pide mantener las ventajas fiscales extraordinarias puestas en marcha por el Ejecutivo, por otro apuesta por la mejora de la “capacidad recaudatoria" de los impuestos y de su eficiencia, cuestión que deberá ser “una prioridad”, que debe marcar el camino hacia una “estrategia de reducción de los desequilibrios fiscales con el fin de continuar con la consolidación fiscal y la reducción del déficit”. De Cos cree que hay margen para un aumento de la presión fiscal, pero “desde el punto de vista de la equidad” y entiende que parece razonable repartir entre el conjunto de la sociedad "los costes que una parte de la ciudadanía ya está soportando de una forma muy directa”, cuyas acciones tributarias deben estar focalizadas en acciones que "se acomoden a una duración incierta y heterogénea”.

El gobernador recuerda al Gobierno que debe vigilar especialmente el impacto de la pandemia en el tejido productivo. En este sentido, asegura que “la pandemia ha hecho que aumente de modo sustancial el riesgo de crédito”, de las empresas, que “han visto cómo se reducían sus ingresos, inicialmente a consecuencia del cierre de actividades productivas y, posteriormente, como resultado de la menor demanda de sus productos”. No obstante, quiso puntualizar que la situación patrimonial de las empresas está “significativamente más saneada” que durante la anterior crisis”, al igual que la banca, “que ha registrado avances significativos en la calidad de su balance y en sus niveles de solvencia en la última década, lo que le coloca en una mejor situación para absorber esta crisis y para seguir facilitando la financiación que la economía precisa”, aseveró. En cuanto a las familias, De Cos cree que “la destrucción de empleo” ha impactado muy negativamente en los hogares, provocando sustanciales "caídas de renta de los hogares, un rápido crecimiento de la morosidad de los créditos y un desplome al consumo”. Pese a ello, augura una “mejor recuperación” que la experimentada tras la crisis financiera global.

Sobre el impacto económico específico de la pandemia en España, el gobernador destacó que las particulares características de nuestra economía hacen que esta sea “más vulnerable que las de otros países” por culpa de "la especialización sectorial de nuestro tejido productivo, el reducido tamaño medio de las empresas y el elevado grado de temporalidad en el empleo”. Por este motivo el impacto de la crisis ha sido tan importante en el sector turístico, de vital importancia para la economía española, y señaló que “en conjunto, las ramas de actividad más afectadas por la pandemia representan, en el caso español, alrededor del 25% del PIB, e incluyen la hostelería, el transporte y el comercio minorista, por las limitaciones al movimiento de las personas y la suspensión de su actividad, así como otras, como la industria automovilística, por el parón de la demanda y la interrupción de las cadenas globales de suministro”. También recordó que “España se caracteriza por un peso de las pymes comparativamente más elevado que en la mayoría de las economías del área del euro”, ya que el 90% de las empresas tienen menos de diez trabajadores, frente al 75% de Alemania. “El reducido tamaño medio de las sociedades no financieras sitúa al tejido productivo español en una posición de mayor vulnerabilidad frente a la pérdida de ingresos como consecuencia de la crisis del Covid-19”, declaró.

Finalmente, ha recordado que el país ha entrado en la crisis con “un déficit estructural elevado", que será aún mayor porque el incremento de la deuda pública previsto como resultado de la actual crisis provocará también un aumento de la carga de intereses. “Es probable que la pandemia aumente la demanda estructural de un capítulo de gasto básico”, que se sumará durante los próximos años al incremento que experimentará el gasto en pensiones, como consecuencia "del efecto combinado del envejecimiento de la población y de la suspensión de la aplicación del índice de revalorización y del factor de sostenibilidad”, y a otras medidas sociales que aumentarán peligrosa y permanentemente el nivel de gasto, como la introducción de una renta mínima vital.