Gobierno de coalición
El pulso Sánchez-Iglesias : “La división y las luchas de poder lastran al Gobierno”
Fuentes sindicales admiten a LA RAZÓN las crecientes pugnas entre los morados y el “ala moderada”
La división en el seno del Gobierno no es una novedad. A la multitud de desencuentros y desmentidos se ha sumado la reciente discusión en público, frente a las cámaras, y a cuenta, precisamente del Salario Mínimo, entre la ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, y el vicepresidente segundo y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030, Pablo Iglesias. Sin embargo, hasta ahora pocos habían sido tan claros como los sindicatos que, molestos con las luchas entre el ala «moderada» y los morados que encabezan Iglesias y la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, comienzan a airear las desavenencias entre las dos facciones del Gobierno.
Y es que, según reconocen fuentes sindicales a LA RAZÓN, hay dos dinámicas que están condicionando de una forma importante la marcha de algunas negociaciones, tanto las vigentes (SMI, trabajo en plataformas digitales o seguridad social), como las pendientes de abordar (estatuto de los trabajadores y reforma laboral).
La primera de estas dinámicas es la «indisimulada» pugna dentro del Gobierno de coalición, que transmite una división política creciente dentro del Consejo de Ministros, según señalan las mismas fuentes.
Esta situación de choque permanente entre los ministros socialistas y morados está empezando a condicionar determinadas negociaciones que los sindicatos esperaban sacar adelante con mayor o menor éxito.
La segunda dinámica que está haciendo girar las posiciones del Gobierno parece ser, según indican desde las centrales, el diseño de las reformas que Sánchez tiene que presentar a la Comisión Europea y el calendario de las mismas. Al parecer, el Gobierno está cambiando las tornas y ha optado por priorizar el acceso a los fondos de reconstrucción por encima de la denominada «agenda social» que los sindicatos tenían sobre la mesa y a la que Podemos pretende agarrarse para sacar rédito político. Aunque los sindicatos son plenamente conscientes de la crisis económica que atraviesa España y de la necesidad de dichos fondos comunitarios, consideran un error comprometer el calendario de reformas fijado para el diálogo social.
Los sindicatos de clase se revuelven contra las reiteradas declaraciones del Gobierno vinculando los cambios en la legislación laboral o la subida del SMI a un acuerdo entre interlocutores sociales, ya que «lejos de reforzar el diálogo social lo debilita» y denuncian que el propio Sánchez ha otorgado una suerte de «derecho de veto» a la patronal CEOE en este terreno. Este precedente hace, a su juicio, presagiar dificultades en futuras negociaciones.
Dos frentes: pensiones y derogar la reforma laboral
Los líderes de UGT y CC OO están de acuerdo en que no se utilice de nuevo la «coartada de la crisis» para «embalsamar sine die» el calendario comprometido. Por tanto, ambas centrales se preparan para un escenario de movilización en febrero que podría incluso adelantarse en función de cómo concluya la prórroga de los ERTE, que arranca el próximo 8 de enero.
Dos son los frentes. El primero, derogar lo que los sindicatos consideran los aspectos «más lesivos» de la reforma laboral del PP, para a continuación seguir con la negociación de un nuevo estatuto de los trabajadores. El segundo, frenar los planes para cambiar el periodo de cálculo de la base reguladora de las pensiones desde los 25 años a los 35. Los sindicatos denuncian que esta cuestión ni aparece en las recomendaciones del Pacto de Toledo y «no la van a aceptar».
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