Balance

2020, el año de la Gran Depresión: cuatro millones de parados, dos millones de empleos destruidos y 129.000 empresas desaparecidas

9,6 millones de pobres este año aúpan a España al quinto puesto de los países con más pobreza de Europa, detrás de Rumanía, Letonia, Bulgaría y Estonia

Un restaurante vacío por la pandemia ante la desesperación del propietario
Un restaurante vacío por la pandemia ante la desesperación del propietarioAlberto R. RoldánLa Razon

«Estamos en el principio del fin», aseguró ayer ufano el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al término del Consejo de Ministros en la tradicional rueda de prensa de balance de año, convocatoria que instauró, en su día, José Luis Rodríguez Zapatero. Con esta mítica declaración de principios, el jefe del Ejecutivo confía en que el año que viene se convertirá en el de la gran recuperación, en el del milagro económico, después de que el covid-19 nos haya hecho morder el polvo. Durante un monólogo de casi ochenta minutos, con la mirada fija en el teleprónter, sacó pecho de lo hecho sin un atisbo de duda o de autocrítica en su presentación de su informe denominado «Cumpliendo». Sánchez quiso recurrir a esta ya célebre frase de la que el otrora presidente Zapatero renegara al día siguiente de haberla pronunciado. Entonces era 29 de diciembre de 2006 y José Luis Rodríguez Zapatero la formuló en alusión a la proximidad del fin de la banda terrorista ETA. Al día siguiente, su esperanzas saltaban por los aires en la T-4 del aeropuerto de Barajas, en el que la banda terrorista perpetró una de sus últimas acciones. Ayer, 29 de diciembre, catorce años después, Sánchez parafraseó al presidente Zapatero, pero, en esta ocasión, refiriéndose a la economía española, al vaticinar que 2021 será el año de la gran recuperación.

Pese a sus dosis de optimismo, los números hablan por sí mismos. Este año pasará a los anales de la historia de la democracia española como el de la Gran Depresión. De un plumazo, la pandemia del covid-19 ha colocado a España en la mísera antesala de la Guerra Civil española. El «20 20» terminará con 9,6 millones de pobres, cifra que aúpa a nuestro país a la quinta posición de la pobreza en Europa. Sólo nos superan Rumanía, Letonia, Bulgaria y Estonia. Sin embargo, en el balance que el presidente presentó este martes estas cifras brillaron por su ausencia. Como tampoco figuraron los casi dos millones de empleos destruidos con los que acabará este fatídico año, en el que el paro rondará los 3,8 millones de personas. El panorama no puede ser más desolador. Más de 128.000 empresas echarán el cierre, según los datos que maneja el Banco de España.

Pero, sin duda, lo peor está por llegar. El déficit que registrarán las cuentas públicas este año, 11,3% del PIB, junto con una deuda pública estabilizada en el 120% del PIB durante años, hipotecará el futuro de las generaciones venideras. Como colofón a tan sombrío panorama, la parálisis que sufre la economía española, dependiente sin remedio del turismo, para frenar al covid-19 arrojará por la alcantarilla nada más y nada menos en este ejercicio casi 150.000 millones de euros. Desde luego, estas cifras no son nada alentadoras ni para insuflar optimismo a nadie. Pero ¿cómo es posible que el año que viene, según el pronóstico de Sánchez, se convierta en el año de la gran recuperación? ¿Cómo es posible que una economía que es deficitaria en 150.000 millones de euros, debe 1,5 billones de euros y ha arrojado por el desagüe otros 150.000 millones vaya a salir del agujero en pocos meses? En realidad, ¿la economía española se ha convertido en una gran herencia o, en todo lo contrario, en un legado envenenado?

Para el presidente, la respuesta es fácil. España resurgirá cuan ave Fénix de la mano de los fondos europeos que la Unión Europea ha habilitado por importe de 750.000 millones de euros para la reconstrucción de los Estados miembros en la era postcovid. De esta cuantía x a España le corresponden 140.000 millones de euros, de los que sólo piensa solicitar ahora 70.000 millones en subvenciones a fondo perdido. Los otros 70.000 millones corresponden a créditos a devolver, por lo que el Ejecutivo de Sánchez pospone su solicitud a final de la presente legislatura. Tanto el Banco de España como la AIRef han dudado de que estos fondos lleguen en tiempo y en forma y su inversión revitalice, por tanto, la economía. Sin embargo, Moncloa confía toda la suerte de España a ellos. De hecho, en los Presupuestos Generales del Estado de 2021 su cuadro macroeconómico se basa en un alza del 9,8% del PIB, gracias al efecto multiplicador del primer anticipo de estos fondos por importe de 27.000 millones. No obstante, todas las instituciones han puesto en solfa el excesivo optimismo del Gobierno en estas predicciones. Por tanto, según apuntan, este será el primer incumplimiento del Ejecutivo de Sánchez, unas cuentas públicas convertidas en papel mojado antes de entrar en vigor este 1 de enero próximo. Como en papel mojado se ha convertido ya la lucha por proteger a los colectivos más desprotegidos frente a la pandemia del coronavirus.

El Gabinete de Sánchez, no sin tensiones en su seno y luchas intestinas y sin sentido entre socialistas y podemitas, sacó adelante antes del verano el ingreso mínimo vital, a imagen y semejanza de la prestación existente en el País Vasco, en un intento de proteger a los más desfavorecidos por esta pandemia del covid-19. Sin embargo, ha sido incapaz de llegar a los beneficiarios potenciales de dicha prestación, 850.000 hogares, 2,6 millones de personas, de las que más de la mitad son menores de edad. Hasta la fecha, la Seguridad Social sólo ha sido capaz de llegar a 160.000 hogares, tal y como adelantó LA RAZÓN el día 19 de mayo. No obstante, ayer, el presidente prometió que cumplirá su objetivo en junio. El tiempo dirá si el Gobierno es capaz de cumplir este objetivo o quedará, como pronostican los organismos con los Presupuestos, en papel mojado.