Entrevista

Gonzalo Gortázar: «Nuestra estrategia no es cobrar más comisiones a los clientes»

El consejero delegado de CaixaBank confirma que la sede seguirá inamovible en Valencia: «No hay ningún plan ni ninguna intención de cambiar de sede»

CaixaBank y Bankia son desde el pasado viernes una sola entidad tras culminar su fusión. Gonzalo Gortázar, consejero delegado de la nueva entidad, ha sido parte fundamental para que este proceso llegase a buen puerto. Hombre práctico, afable y con fama de negociador incansable, tiene sobre sus hombros la ardua tarea de mantener a la nueva CaixaBank como la primera entidad bancaria española. Un objetivo que le provoca «dormir poco y trabajar mucho. Pero no me importa».

La nueva CaixaBank debuta en bolsa en lunes, ¿ha sido una fusión o una absorción?

–Las dos cosas. Ha sido una fusión por absorción. La entidad de mayor tamaño y con mayor valor de mercado, CaixaBank, ha absorbido a la otra, Bankia. Pero el origen es menos importante que la realidad. Ahora todos somos Caixa Bank.

El nuevo banco, ¿es un éxito de CaixaBank o la constatación de que Bankia era un proyecto inviable?

–Es un éxito de las dos entidades, que unen sus destinos y que tienen muchas cosas que ganar. Ahora nos colocamos como líderes destacados y lo hacemos junto a una entidad que comparte nuestros valores y que recoge esa herencia centenaria de las cajas de ahorro en España.

¿Qué pueden esperar los accionistas de la nueva entidad? ¿Qué dividendo esperan poder repartir?

–Es bueno recordar que los accionistas aprobaron esta operación en las juntas con más del 99% de votos a favor. De cara a este año y al siguiente tenemos en mente ser generosos con los accionistas, pero es una decisión que debe ser propuesta por el Consejo de Administración.

¿Se podrá cubrir el coste del capital?

–Ese es el objetivo, sin duda. En el corto plazo, tenemos muchos gastos que afrontar, cuyos beneficios se recogerán en los dos próximos años. Tenemos que esperar para ver cuál es la rentabilidad de la entidad, pero nuestra aspiración es cubrir ese coste, por supuesto.

¿Qué ventajas tiene la fusión para los clientes tanto de Bankia como de CaixaBank?

–Pues en este momento no cambia nada de la operativa de una entidad y otra. Los clientes van a mantener sus condiciones como ahora, aunque ya se van a ver algunas ventajas, como que los clientes de Bankia tienen acceso a gratis a la red de cajeros de CaixaBank y viceversa. Nuestra intención durante este año es extender una parte de nuestra oferta comercial a los clientes de Bankia y unificar nuestra cartera de productos. Y a partir del año que viene comenzará la integración tecnológica.

Siempre ha reiterado que son una entidad española y que la sede central seguirá en Valencia, pero, ¿tienen presiones desde Cataluña para retornar la sede a Barcelona?

–No. Tenemos la sede actual en Valencia y aquí vamos a seguir, no hay ningún plan ni ninguna intención de cambiar.

¿Nadie desde el Generalitat les ha pedido que regrese la sede central a Barcelona?

–Yo personalmente no he recibido ninguna petición al respecto. Siempre hemos sido muy claros desde que cambiamos la sede social por motivos que todos conocen. Y una vez que se cambia de sede social no hay plazos de vigencia. El cambio es indefinido.

¿Cómo se afronta una reestructuración como la que van a llevar a cabo, que lleva aparejada una gran reducción de plantilla y de sucursales?

–Hay que abordarlo con tranquilidad. En estas operaciones siempre se producen situaciones de solapamiento de puestos y funciones que tenemos que unificar porque no se pueden duplicar servicios. Eso es inevitable. Tenemos una estructura inflada que debemos ajustar a las necesidades del banco. Eso conlleva una negociación con los representantes sindicales, que nunca es fácil, pero queremos que refleje lo mejor para la entidad y un respeto por las personas que saldrán.

¿Hasta cuándo cree que tiene viabilidad la banca de proximidad, con oficinas físicas, como hasta ahora? ¿Piensa que es un modelo a extinguir?

– Yo soy de los que creo que sí tiene viabilidad, pero es un modelo que tiene que evolucionar. Ya lo ha hecho muchísimo en los últimos años, sobre todo en la forma de relacionarse con los clientes. Durante la pandemia se ha acelerado la operatividad en remoto.

Pero todavía hay muchos clientes que no manejan las nuevas tecnologías...

–Claro. Tenemos clientes que por edad son presenciales, no digitales, y no se les puede dejar de lado. No podemos privar de servicios a esas personas que solo utilizan las oficinas. Debemos seguir cumpliendo con esa función social. Pero debemos acompasar nuestra transformación a la transformación de los hábitos sociales.

Pero en estos tiempos, con los tipos de interés por los suelos, ¿no se está pasando de una banca de préstamos a otra de servicios y cobro de comisiones?

–Es importante decir dos cosas. Una, que aunque los tipos de interés estén en negativo, sigue habiendo una actividad muy importante en concesiones de crédito. Prueba de ello es que en un año como 2020 en que la sociedad ha necesitado más crédito, nosotros hemos crecido casi un 8% y todo el sector se ha volcado igual. Y dos, nuestra estrategia no es cobrar más comisiones a nuestros clientes. Nuestra oferta de productos y servicios es integral y el negocio comercial es cada vez más importante. Y cuanto más relación tengamos con los clientes, más rentabilidad obtendremos.

En tiempos de pandemia, ¿cómo se combina la economía y la salud? ¿Al estilo catalán, más restrictivo, o al madrileño, menos?

–Para mí el binomio es claro: no hay salud sin economía ni economía sin salud. La solución debe pasar por acelerar el proceso de vacunación, el camino hacia el fin de la pandemia es ese.

¿Qué medidas reclamaría al Gobierno central en la batalla contra la pandemia y en aras de la recuperación económica?

–Nadie tiene las soluciones probadas y testadas ante una situación que es única. Pero creo que la reacción ha sido rápida, y en concreto la de Europa extraordinaria, junto al BCE. Hay que recordar que España ha alcanzado un déficit del 11% y nos acercamos a una deuda del 120% del PIB y, sin embargo, sigue financiándose a tipos negativos. Y eso solo es posible porque pertenecemos al euro y por la intervención del Banco Central Europeo, que han minimizado las consecuencias económicas. La Administración debe seguir vigilante.

¿Qué le parece el último plan de ayudas directas aprobado que tanta suspicacias ha levantado?

–Se puede discutir sobre cuál debe ser su tamaño, pero 7.000 millones es mejor que cero. Ahora hay que asegurarse de que esa ayuda llegue cuanto antes y vigilaría muy de cerca la cuantía, que tendrá que ser proporcional a la duración de la pandemia.

¿Cree que deberían tener un mayor importe?

–Creo que hay que modular cuál debe ser la cuantía adecuada según la duración de la pandemia. Veremos si son suficientes o no a medida que se vayan agotando los 7.000 millones. Con los ICO se fueron ampliando los paquetes disponibles y espero que ahora se haga lo mismo.

¿Y las ayudas europeas?

–También es importante que lleguen pronto, que se utilicen bien y que se dirijan donde haga falta. Hay mucho trabajo por hacer. Estos meses hemos estado poniendo tablas para pasar al otro lado del precipicio. Esperemos que cuando estemos llegando al otro lado no se agoten las ayudas públicas para que la economía pueda remontar.

¿Cómo ve la banca esta bronca política que vivimos en España, que no favorece un clima de recuperación?

–La inestabilidad nunca es buena ni para la economía ni para la inversión. Es verdad que vivimos en un entorno de cambios continuos en las instituciones gubernamentales, no solo en España, pero los ciudadanos estamos aprendiendo a convivir con este estado de incertidumbre.

Pero ver a los socios de Gobierno en continuo conflicto y con sensación de caos en muchos momentos no puede ser bueno...

–Entiendo que sea una cuestión muy relevante de cara a la opinión pública, pero nosotros, como entidad, no entramos en eso. No es nuestra función.

¿Prefiere que, en los plazos previstos, el Estado deje de ser accionista de CaixaBank o que mantenga alguna participación?

–Tenemos una responsabilidad con el FROB. Nuestro objetivo es seguir dando un impulso positivo al banco y a la acción, que ha subido un 70% desde que se anunció la fusión. La valoración del FROB ha subido en 1.600 millones.

CaixaBank tiene muchas viviendas en alquiler, ¿cree que hay que limitar los precios de los alquileres, como quiere Podemos?

–Creo que todos tenemos en este caso buenas intenciones. CaixaBank tiene un importante volumen inmobiliario, con el 90% de esas viviendas alquiladas, dando una solución habitacional muy importante. Durante estos meses hemos decidido condonar a 4.800 familias su pago de las rentas por su situación económica. Nuestra vocación es social. Fruto de ello, la mitad de las viviendas del fondo social público son nuestras. Nosotros predicamos con el ejemplo. Sabemos que hay personas que lo está pasando muy mal y que deben tener una solución habitacional. Por eso, este tipo de medidas hay que pensarlas muy bien.

¿La nueva CaixaBank tiene vocación de crecer internacionalmente?

–En los próximos tres años no nos lo planteamos porque tenemos que estar 100% centrados y llevar a buen puerto la fusión. Después de este periodo, tendremos que analizar si debemos acometer algún paso internacional. Pero eso no está ahora sobre la mesa.

¿Puede haber a medio plazo una crisis financiera y un problema de deuda?

–La intervención del BCE está siendo determinante. Es improbable que vaya a haber turbulencias financieras significativas ni alteraciones en el mercado de deuda. Habrá variaciones, cambios y volatilidad, pero no un problema profundo. Ahora, la prioridad de la economía es recuperar el crecimiento y eso nos va a llevar todavía un poco de tiempo. Cuadrar las cuentas públicas será un asunto para 2023, no para este año.

Como primer banquero del país, ¿puede explicar por qué es tan importante que los bancos vayan bien y ganen dinero y que eso es beneficioso para todos?

–Que los bancos acompañen a la economía es fundamental. Los bancos son el sistema circulatorio de la economía y si los bancos no están en situación de fortaleza, esa función se pone en riesgo. No se trata de que los bancos ganen mucho dinero, sino de que tengan una rentabilidad razonable. Además, hay una evidencia empírica: cuando los sistemas financieros son débiles, la salidas de las recesiones y las crisis son mucho más lentas.

¿Ve peligro para las entidades bancarias españolas por culpa de su bajo valor bursátil? ¿Teme alguna operación internacional que implique perder el control sobre alguna entidad?

–Nunca se puede tener la certeza, pero es altamente improbable. Las operaciones transfronterizas en el sector bancario normalmente solo se hacen si hay una clara voluntad por ambas partes de tener un proyecto en común.

¿Cómo se lleva ser madridista en el puente aéreo?

–Creo que no hay nadie en CaixaBank que no sepa que soy del Real Madrid y me lo hacen pasar muy mal algunas veces (risas). Para remate tengo un presidente del Athletic de Bilbao, así que me dan por todas partes.