Banca

BBVA quiere despedir a 3.800 empleados y cerrar 530 oficinas

Las salidas anunciadas a los sindicatos representan el 16% de la plantilla del banco. La región más afectada por la pérdida de sucursales será Cataluña

BBVA ha planteado este jueves a los sindicatos el despido de casi 3.800 empleados en España, además del cierre de 530 oficinas, el 21,3% de su red, en aras de “ganar rentabilidad y eficiencia”, según han confirmado fuentes de la negociación. Este plan de ajuste se aplicará tanto en los servicios centrales como en la red de sucursales, quedando al margen el resto de las sociedades que integran la entidad en España.

Estos 3.798 trabajadores representan el 16,3% de la plantilla de unos 23.300 contratados por la entidad en España de BBVA. El mayor recorte de personal se realizará en la red de oficinas, unas 3.000 bajas, alrededor de un 21%, mientras que de los servicios centrales saldrían las 798 personas restantes, el 5%. En cuanto al plan de reducción de 530 sucursales, la región más afectada sería Cataluña, que vería echar el cierre a 204; a continuación de situaría la zona Centro, con 101, principalmente en Madrid y Castilla-La Mancha; 76 de Andalucía, Extremadura, Ceuta y Melilla; 59 de Galicia, Asturias y Castilla y León; 41 de País Vasco, Cantabria, Navarra, La Rioja y Aragón; 35 de Valencia, Baleares y Murcia; y 14 restantes de Canarias.

El pasado martes, el presidente del banco, Carlos Torres, justificó en la Junta General de Accionistas 2021 que esta reestructuración se encuadra en el contexto de “la profunda transformación que está sufriendo el sector”, marcada por una “enorme presión competitiva, bajos tipos de interés, la adopción acelerada de los canales digitales” por parte de los clientes y la entrada de nuevos actores digitales. El banco considera que para garantizar su “competitividad y la sostenibilidad del empleo a futuro” resulta “imprescindible” continuar trabajando de forma aún más decidida en reducir su estructura de costes.

La tensión entre la dirección de la entidad y los sindicatos ha ido creciendo durante las últimas semanas, y vivió su último enfrentamiento público en la en la última junta, en la que exigieron que las salidas previstas en el plan de despido colectivo sean voluntarias o “no traumáticas”. Además, denunciaron ante los accionistas las enormes “presiones y coacciones “insostenibles a las que se ve sometida la plantilla “por parte de los mandos intermedios del banco”, así como las desigualdades salariales que se mantienen entre hombres y mujeres. “Hay que erradicar la cultura del miedo en la entidad, el fin no justifica los medios”, espetaron a Torres.

Especialmente críticos se han mostrado los sindicatos con la intención por parte de la cúpula de BBVA de repartir entre sus altos directivos unos bonus por valor de 157,8 millones de euros. Pese a que las centrales sindicales votaron en contra durante la junta de accionistas, estos emolumentos extra fueron aprobados y se repartirán entre 339 directivos. Los más beneficiados serán el presidente, Carlos Torres, que disparará en más de dos millones de euros su retribución, que pasará de 4,10 a 6,9 millones, y el consejero delegado, el turco Onur Genç, que casi duplicará sus ingresos, de 3,4 a 6,32 millones.

Para CC OO, esta decisión es “una vergüenza y una provocación cuando se está planteando despedir a 3.800 personas. Es insostenible, escandaloso e indignante que ni siquiera se lo hayan planteado”. Además, han cargado contra los desproporcionados sueldos que manejan los directivos “mientras se despide a trabajadores con unos sueldos tan bajos”.

En la misma línea se ha expresado UGT, que ha calificado las cifras de “escalofriantes” y ha lamentado que las entidades no esperan al fin de la pandemia para ver el verdadero alcance de los ajustes, ya que “volverán a tener los mismo beneficios millonarios de los últimos años”, pero esta vez habrán dejado atrás “a miles de trabajadores”.

El plan diseñado por la entidad que preside Carlos Torres pretende buscar una solución rápida y en el corto plazo. La dirección no quiere dilatar en exceso el proceso y se ha puesto como límite hasta el próximo verano. Para ese momento, ya tendrá disponible la financiación que requiere este ajuste, obtenida de la venta de su filial en Estados Unidos a PNC, que le ha reportado 9.700 millones de euros, cantidad suficiente para llegar “al mejor acuerdo posible para todos”, han manifestado fuentes de BBVA.

La pandemia y las fusiones han acelerado la reestructuración de la banca española por reducir costes y mejorar su eficiencia, lo que ha llevado a las entidades, inmersas o no en fusiones, a plantear ya casi 19.000 despidos, que ha levantado ampollas entre los sindicatos y que mantiene alerta al Gobierno. La propia ministra de Economía, Nadia Calviño, advirtió ayer que busque “todas las alternativas para minimizar el impacto negativo sobre el empleo”, y pidió a los bancos “responsabilidad”, sobre todo cuando se se pagan sueldos y bonus “inaceptables” a los directivos.

CaixaBank y BBVA han anunciado la supresión de unos 12.100 empleos este año, a los que habría que sumar unas 1.500 salidas tras la fusión de Unicaja Banco y Liberbank, que elevarían esa cifra a 13.600. Pero si se tienen en cuenta los más de 3.500 empleados que se verán afectados por el ERE acordado a finales del pasado año por el Banco Santander y los sindicatos y los 1.875 del ajuste previsto por el Banco Sabadell, la cifra final alcanzaría los 18.975 trabajadores.

Bankinter es el único de los grandes bancos españoles que se ha desmarcado de esta política y garantiza que mantendrá la estabilidad del 100 % de sus trabajadores, tras años aumentando su plantilla, pues no se plantea ni ahora ni en el futuro ningún ajuste. “Nuestra apuesta por la banca tradicional es clara”, confirmó ayer en la junta de accionistas su presidente, Pedro Guerrero.