Agricultura
Un viaje de 1.000 kilómetros para vendimiar en Francia por un jornal mucho mejor que en España
España «exporta» 14.500 temporeros al país galo a la vez que los importa de Europa del Este y África por un salario menor
Cerca de 14.500 temporeros españoles, entre ellos familias enteras, están ya preparando su petate para marchar en unos días a 1.000 kilómetros de su casa con el fin de vendimiar 21 días en el sur de Francia, donde el jornal que se ganan les da una rentabilidad que no encuentran en España. La cifra supone un leve aumento respecto a 2020, según detalla la Federación de Industria, Construcción y Agro (FICA) de UGT.
Es una cifra relevante a pesar de las circunstancias por la pandemia, que les obliga a tomar medidas extras de higiene y sanidad en el trabajo para evitar posibles contagios. De esas 14.500 personas, el 75% (unos 11.000) procede de Andalucía, seguidos de lejos por vendimiadores valencianos, murcianos y castellanomanchegos.
El municipio de Valdepeñas de Jaén es un ejemplo paradigmático de temporeros que viajan a Francia, porque más del 5% de su población de 3.800 habitantes pondrá rumbo a la zona de Burdeos en unas semanas, según cuenta la joven María Luisa Prieto. Ha recogido el testigo de su padre y ahora coordina el grupo de cerca de 200 personas que irán a la vendimia desde su pueblo. Se encarga de tramitar la documentación necesaria a la que este año se añade la obligación de tener un pasaporte covid. María Luisa ha crecido sabiendo lo que es hacer una maleta, subirse a un autobús y hacer kilómetros para recoger la uva francesa porque desde pequeña acompañaba a sus padres aunque ella no trabajase. Con 18 años, decidió que también quería esa vida para ella y desde entonces no ha faltado ningún año a la campaña.
Unos 1.500 euros
Son entre 14 y 21 días, con 35 horas semanales y a 13-14 euros la hora, lo que le permite ganarse un buen jornal en poco tiempo que «nada tiene que ver» con las condiciones económicas en España. Los empresarios franceses que les contratan son dos hermanos que les ofrecen unas condiciones de trabajo, alojamiento y comida «muy buenas». El resto del año, esta jienense se gana el salario participando en la campaña de la aceituna en su tierra y yendo otro mes y medio (en torno a julio) al mismo sitio de Francia para hacer la limpieza de las hojas en los viñedos para que la uva madure bien de cara a la vendimia. «Con eso voy tirando bien. Es mi modo de vida y aquí –en el pueblo– todo el mundo vive así», remarca.
Manuel Tello, a sus 63 años, es también vecino de este municipio y un veterano en los campos franceses porque ha participado en la vendimia pero también en la recogida de la fresa, la manzana o la frambuesa desde los 16 años, según relata. Ésta será su última campaña de la vendimia y ya hay quien le coja el testigo porque tiene una hija con 30 años que también se ha animado a participar. Una tradición familiar de temporeros con la que se muestra satisfecho: «Si no es por Francia, hubiese sido peor para vivir. Allí hay trabajo para el que quiera». Cuando regrese este año, no parará por completo porque asegura que seguirá trabajando en la aceituna de su pueblo.
De Valdepeñas de Jaén partirá también en las próximas semanas Encarna Martos que con 58 años lleva ya 11 acudiendo a Francia. También es tradición familiar y de hecho su marido es jornalero emigrante desde los 18 años y uno de sus hijos, auxiliar de enfermería, les acompañará porque no encuentra trabajo en su área. Testimonios que ponen de manifiesto como en la provincia de la aceituna, la uva francesa es un medio de vida esencial para el sustento para decenas de familias, informa Efe. Todo ello mientras España a su vez importa temporeros de Europa del Este y África, que vienen a nuestro país a cubrir unas vacantes que los españoles no llenan.
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