Finanzas
Lagarde aleja la retirada de estímulos y de tipos por el temor a la alta inflación
Reconoce que la subida de precios durará más de lo previsto, pero insiste en que será un fenómeno temporal
Con las presiones inflacionistas en la zona euro al alza, que amenazan la recuperación económica tras la pandemia, la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha descartado esta mañana la retirada de los estímulos y la subida de los tipos de interés, ya que considera que eso podría poner más palos en las ruedas al necesario despegue económico. En una comparecencia ante la Eurocámara, la propia presidenta de la entidad monetaria ha reconocido que el alza de los precios “se moderará durante el próximo año, pero tardará más tiempo en bajar de lo que se esperaba originalmente”. Unas palabras inquietantes si tenemos en cuenta que este indicador se disparó hasta el 4,1% en el mes de octubre, su nivel más alto en los últimos 13 años.
“Si los precios de la energía siguen subiendo o las restricciones de oferta persisten, la inflación puede permanecer más alta durante más tiempo de lo que anticipamos actualmente”, admitió. La voz de alarma es, sin embargo, relativa y asumible. Lagarde descarta, aunque no es su totalidad, los temidos efectos de segunda ronda. “Esto podría generar salarios más altos y, en consecuencia, precios más altos. Pero hasta ahora, no vemos pruebas de esto en los datos de los salarios negociados. Vemos un crecimiento salarial el año que viene, posiblemente un poco más que este año, pero el riesgo de efectos de segunda ronda sigue siendo limitado”, concluye la presidenta del BCE.
Debido a este panorama relativamente optimista en medio de la tempestad, Lagarde considera que no se están dando las condiciones necesarias para una subida de los tipos de interés ya que el BCE sigue manteniendo que la subida de la inflación será un fenómeno temporal. “En general, seguimos previendo que la inflación a medio plazo se mantendrá por debajo de nuestro nuevo objetivo simétrico del 2%”, ha insistido.
En cuanto a la continuidad de la política expansionista, Lagarde ha defendido el programa de compra de deuda pública por parte de la institución, que sigue siendo más necesario que nunca. “En un momento en que el poder adquisitivo ya está siendo reducido por el aumento de las facturas de energía y combustible, no es deseable un endurecimiento indebido de las condiciones de financiación y representaría un viento en contra injustificado para la recuperación”.
Se espera que el programa de emergencia contra la pandemia concluya en marzo de 2022, pero la entidad proseguirá con su programa ordinario, cuyos términos serán debatidos en la próxima reunión del Consejo de Gobierno del BCE en el mes de diciembre. “Incluso después del final esperado de la emergencia pandémica, seguirá siendo importante que la política monetaria, incluida la calibración adecuada de las compras de activos, respalde la recuperación en la zona euro y el retorno sostenible de la inflación a nuestro objetivo del 2%”, ha indicado la presidenta. Unas palabras que suponen una victoria de las palomas frente a los halcones en el seno del Consejo de Gobierno del BCE. Al menos, por ahora.
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