Más impuestos

La bolsa o la vida

La penalización a la inversión financiera ahoga aún más al escaso sector tecnológico, al empleo privado y al futuro de España

El Sheriff de Nottingham habita entre nosotros y, apoyado en sus secuaces, está dispuesto a arramblar con los ahorros de las clases medias para llenar las arcas del reino y seguir repartiendo las migajas entre su base electoral. Sin opciones de huida ante el expolio –es lo que tiene ser asalariado– solo quedan dos opciones de inversión en un país donde el emprendimiento empresarial, no digamos ya el éxito, está muy mal visto: el ladrillo o la bolsa. Y en estas estábamos hasta que el Sheriff decidió instaurar un nuevo impuesto: la llamada «tasa Tobin» que los antiglobalización (algo así como los «luditas» de principios del XIX) popularizaron allá por los 90 del siglo pasado.

Principales bolsas
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En virtud de esa tasa, los inversores en 57 cotizadas españolas tendrán que afrontar este año el pago de la tasa a las transacciones financieras, que grava con un 0,2% la compra de títulos de empresas españolas con una capitalización superior a los 1.000 millones a 1 de diciembre de 2021. Este año la lista de afectadas crece en una. Tenemos pues el primer detonante de que la bolsa española sea la tortuga de todas sus vecinas europeas. No hablemos de EE UU porque allí juegan en otra liga en esto del capitalismo.

El segundo, es la escasa confianza de los inversores en la recuperación de la economía española, al menos al ritmo que esboza el Gobierno, y en las políticas que favorezcan a la libre empresa con un «alien» comunista en el Ejecutivo y en tramo pre-electoral, lo que introducirá aún más volatilidad.

Por último, el tercer detonante es la propia incapacidad de la economía española para generar una industria tecnológica fuerte. Es cierto que en la composición empresarial del Ibex las empresas vinculadas a las telecomunicaciones y la tecnología han pasado de representar el 14% al 18% en 30 años, pero se trata de un paso, otra vez, de tortuga. El récord bursátil de EE UU se cimenta, precisamente, en el impulso tecnológico.

Pero el Sheriff de Nottingham tiene otros planes. ¿Qué es eso de que los ahorros privados fluyan para financiar a las tecnológicas y crear más tejido empresarial puntero y más empleo? Mejor recaudarlos y aumentar la nómina de funcionarios y recaudadores al grito de «la bolsa o la vida». Normal que el ladrillo se caliente.