Polémica

Choque entre Iglesias y el hermano de Garzón por el gas ruso y cómo su compra ayuda a financiar la guerra

El economista debate con el exvicepresidente por Twitter sobre la contribución de los gobiernos europeos a la invasión rusa de Ucrania. “Los misiles que destruyen Ucrania se compran con la gasolina de los coches europeos”, denuncian 25 ONG

Tuits de Pablo Iglesias y Eduardo Garzón sobre el gas ruso
Tuits de Pablo Iglesias y Eduardo Garzón sobre el gas rusoLa Razón

En la guerra entre Rusia y Ucrania, ¿quién depende de quién? ¿Europa del gas ruso o Rusia de la compra de gas y petróleo por parte de Europa? Durante estas semanas de conflicto, el papel de la energía en esta guerra se había centrado en la dependencia europea de Rusia, pero en medio de un endurecimiento de las sanciones económicas contra Moscú, numerosas ONG y expertos plantean la posibilidad de revertir esta situación para cortar el grifo de financiación a Vladímir Putin. La idea de que los pagos de los gobiernos europeos estén financiando el asalto de Rusia a Ucrania es un debate que ha hecho saltar la chispa entre el economista Eduardo Garzón, hermano del ministro de Consumo Alberto Garzón, y el exlíder de Podemos y exvicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias.

“Alguien debería decir en televisión que comprar gas a Rusia es financiar la guerra de Putin con su ejército profesional. Entregar al mismo tiempo armas a niños de 18 años, con 3 días de instrucción, para que se enfrenten al ejército ruso es hipocresía made in Europe”, ha publicado Pablo Iglesias en su cuenta de Twitter. A lo que Eduardo Garzón ha respondido: “Si lo dijese alguien sería falso: el gas se está comprando con euros y dólares y son monedas que el Banco Central de Rusia no puede utilizar para nada porque han sido bloqueadas por el Banco Central Europeo y la Reserva Federal”.

La UE ha dejado a siete bancos rusos fuera del sistema de comunicaciones interbancario internacional SWIFT y ha paralización las transacciones con el Banco Central de Rusia (BCR). Además, Estados Unidos ha prohibido a las entidades estadounidenses cualquier operación con el Banco Central de Rusia, además de congelar todos los activos en dólares de esta entidad. En esta línea, los países occidentales han prohibido las operaciones con el banco central ruso, para impedir que venda dólares, euros y otras monedas extranjeras para estabilizar el rublo. A pesar de las sanciones, Europa sigue comprando gas y petróleo ruso.

25 ONG denuncian que “los misiles que destruyen Ucrania se compran con la gasolina de los coches europeos”

Al igual que la de Pablo Iglesias, hay otras opiniones contrarias a las de Eduardo Garzón. En concreto, el 3 de marzo 25 ONG ambientalistas de 15 países europeos han reclamado que “la Unión Europea debería embargar todas las importaciones de petróleo y gas de Rusia para dejar de financiar la guerra de Putin contra Ucrania”. La coalición, que incluye a la asociación española Eco Union, pide que se indique claramente el país de origen de los productos derivados del petróleo en las estaciones de servicio para garantizar que los consumidores no “financien sin darse cuenta el régimen de Putin”.

La petición se puede encontrar en la web de una de las ONG firmantes, Transport & Environment.

William Todts, director ejecutivo de Transport & Environment, dijo: “Los misiles que destruyen las ciudades ucranianas se compran con la gasolina de los coches europeos. Durante 20 años hemos estado pagando dinero ensangrentado a Putin. Poner fin a nuestra adicción al petróleo no es solo un imperativo moral para abordar el cambio climático, es crucial para poner fin a esta guerra”.

Hasta el momento, el petróleo y el gas no han sido incluidos en las sanciones económicas que, aunque necesarias, no detienen el avance ruso, señalan los autores de la carta. “Todos los días, los países de la UE continúan transfiriendo cientos de millones de euros en petróleo y gas al régimen de Vladimir Putin, estimado entre 80 y 85 mil millones de euros en 2022, para pagar su guerra ilegal contra Ucrania. Dos tercios de Rusia las importaciones de petróleo se utilizan en el transporte”, denuncian.

Para la coalición de 25 ONG, los países deberían introducir un arancel o un impuesto sobre las exportaciones rusas de combustibles fósiles antes de un embargo total sobre las importaciones de estos. “El petróleo representa cuatro de cada cinco dólares de las exportaciones rusas de petróleo y gas y ha apoyado el gasto militar de Putin durante más de dos décadas. Esto debe parar”, recoge la declaración.

¿Quién tiene más que perder?

El gas natural representa una quinta parte de toda la energía primaria consumida en Europa. El 38% de ese gas proviene de Rusia, casi el doble que Noruega, su siguiente socio importador, cuya cuota es el del 22%. En 2021, Rusia vendió a Europa petróleo y gas por valor de unos 100.000 millones de dólares, según estimaciones de William Jackson, economista de Capital Economics. El monopolio ruso del gas Gazprom tiene pues a la UE como su principal cliente. Ese gas no solo sirve para calentar los hogares europeos sino que es también responsable del 20% de la generación eléctrica y de buena parte del consumo industrial. La interdependencia entre Rusia y Europa en términos energéticos y de ingresos es absoluta y, sin embargo, no está tan claro quién tiene más que perder si se interrumpen las exportaciones rusas de hidrocarburos.

¿Europa puede dejar de depender del gas ruso?

La Agencia Internacional de Energía (IEA por sus siglas en inglés) ha elaborado un plan de 10 puntos en el que detalla cómo la Unión Europea tiene la posibilidad de reducir en un tercio sus importaciones de gas natural ruso en un año, adoptando las siguientes medidas:

1. No firmar nuevos contratos de suministro de gas con Rusia. Los contratos de importación de gas con la estatal rusa Gazpromque cubren más de 15 millones de metros cúbicos por año expirarán a fines de 2022, lo que equivale a alrededor del 12 % del suministro de gas de la empresa a la UE en 2021.

2. Reemplazar los suministros rusos con gas de fuentes alternativas. 

3. Introducir obligaciones mínimas de almacenamiento de gas para mejorar la resiliencia del mercado.

4. Acelerar el despliegue de nuevos proyectos eólicos y solares.

5. Maximizar la generación a partir de las fuentes gestionables de bajas emisiones existentes: bioenergía y nuclear.

6. Promulgar medidas a corto plazo para proteger a los consumidores vulnerables de electricidad de los altos precios.

7. Agilizar la sustitución de calderas de gas por bombas de calor.

8. Acelerar las mejoras de eficiencia energética en edificios e industria.

9. Fomentar una bajada de la temperatura de los termostatos en edificios y hogares.

10. Intensificar los esfuerzos para diversificar y descarbonizar las fuentes de flexibilidad del sistema eléctrico.