Sanciones

La desconexión de los bancos rusos se queda a medio gas

La Unión Europea aísla a siete entidades rusas de Swift, pero salva a los bancos que realizan los pagos energéticos

Logo del sistema bancario Swift
Logo del sistema bancario SwiftDADO RUVICREUTERS

El apodado en los pasillos comunitarios como «botón nuclear» será menos letal de lo esperado. Los Veintisiete, en coordinación con EE UU, han decidido desconectar a Rusia del sistema de pagos bancario Swift, pero tan solo de manera limitada. La lista publicada ayer en el diario oficial de la UE incluye a siete entidades: VTB (segundo banco del país), Bank Otkritie, Novokombak, Promsvyazbank, Rossiya Bank, Sovcombank y VEB. En este listado, lo importante no es quién aparece sino quién no.

La UE ha dejado fuera al primer banco de Rusia (Sberbank) y a Gazprombank cuyo nombre no lleva a engaño ya que su principal accionista es el gigante de gas ruso Gazprom. Con esta exclusión de la lista negra, Bruselas en coordinación con Washington ha querido salvaguardar las transacciones energéticas de las que los Veintisiete dependen fuertemente. La UE tan solo produce el 10% de gas y del 90% restante que necesita el 40% proviene de Rusia. De esta forma, Vladimir Putin sigue contando con estos ingresos para financiar la contienda.

Según fuentes diplomáticas, no resulta posible salvaguardar unas transacciones y no otras del mismo banco y, de ahí, la exclusión completa de algunas entidades. Aunque normalmente las sanciones entran en vigor con su publicación en el diario oficial, en este caso habrá un periodo de gracia de 10 días para que el sector bancario se adapte a la situación que también afectará a las entidades europeas.

Tras la anexión de Crimea en 2014, Rusia puso en marcha un sistema interno de mensajería bancaria y China también ha desarrollado su propia herramienta. A pesar de esto, fuentes diplomáticas aseguran que estas alternativas no pueden compararse con Swift, el sistema que conecta a más de 11.000 bancos en más de 200 países de todo el mundo. También argumentan que no resulta tan fácil sustituir un sistema por otro. Según las mismas fuentes, aunque se pueden utilizar otros medios de pago como el fax o el e-mail, los costes de estas herramientas alternativas serán «prohibitivos» para pequeñas transacciones.

Fuentes diplomáticas no descartan incluir a más entidades a esta lista, pero esto es una decisión que corresponde tomar por unanimidad de todas las capitales europeas. Si bien hay algunos países como España con una baja dependencia del gas ruso (un 8%) para otras capitales como Alemania sobrepasa el 50%. El vicepresidente económico de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, no descartó ayer, tras una reunión de los ministros de Economía y Finanzas de los Veintisiete, una nueva ronda de sanciones económicas según evolucionen los acontecimientos.

Resulta difícil calibrar las repercusiones inmediatas de esta represalia, ya que la UE no tiene un sistema de vigilancia sobre estas transacciones como el desarrollado por EE UU. Hasta el momento, el único país que había sufrido este tipo de castigo fue Irán en 2012 por su programa de enriquecimiento de uranio. Se calcula que desde 2012 a 2018, el país de los ayatolás vio recortadas a la mitad sus importaciones de petróleo y un tercio de su comercio internacional global.

Según asegura el «think tank» Carnegie Europe, la propia Rusia calculó en el pasado que la desconexión total de Swift supondría una caída del 5% de su PIB.

En todo caso, la UE ya ha golpeado a la economía rusa con otras medidas como la prohibición de las transacciones con su Banco Central, lo que ha originado que la mitad de las divisas en moneda extranjera del país, indispensables para garantizar el rublo, se hayan evaporado. Unas pérdidas de unos 310.000 millones de dólares.

Según reconoció ayer el ministro de Finanzas francés, Bruno La Maire, cuyo país ostenta la Presidencia rotatoria, estas sanciones a Rusia también tendrán repercusiones en el club comunitario. La recuperación económica se puede ver lastrada por el repunte de los precios energéticos y sus consecuencias en la inflación. Según los cálculos barajados, el encarecimiento de los precios de la energía en un 10%, conllevaría un repunte de la inflación adicional del 0,2%. A pesar de que la UE ha golpeado al 70% de las entidades bancarias rusas y empresas estatales Dombrovskis ha quitado importancia a sus posible réplicas en el sistema europeo por la «limitada» exposición.