Dependencia

EE UU enviará más gas a la UE para romper con Rusia

Se espera que Washington suministre 15.000 millones de metros cúbicos de gas natural licuado adicionales

El presidente de EE UU, Joe Biden, bromea con el canciller alemán, Olaf Scholz, hoy, en Bruselas
El presidente de EE UU, Joe Biden, bromea con el canciller alemán, Olaf Scholz, hoy, en BruselasWOLFGANG RATTAYREUTERS

La Unión Europea y Estados Unidos sellarán mañana un pacto para reducir la dependencia de los Veintisiete respecto del gas ruso, cuyos detalles se conocerán en las próximas horas. Según informan varios medios internacionales, Washington suministrará hasta 15.000 millones de metros cúbicos adicionales de gas licuado y este acuerdo pretende incrementar el flujo de hidrocarburos que llegan a los Veintisiete mediante barcos metaneros durante los dos próximos años.

“Este viernes, con Biden, presentaremos un nuevo capítulo de nuestra asociación energética con gas licuado adicional de Estados Unidos a la Unión Europea para reemplazar el gas natural licuado que tenemos de Rusia. Un importante paso adelante”, aseguró ayer la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen.

La UE tan sólo produce el 10% de su gas y del 90% restante, el 40% proviene de Rusia, con cifras que varían ostensiblemente según los países. Aunque EE UU y Reino Unido han declarado el embargo de petróleo y gas, los Veintisiete se resisten a dar este paso ante el peligro de dejar a la intemperie la economía europea que atraviesa un momento delicado tras la pandemia.

La división entre los Veintisiete es palpable. Mientras las repúblicas bálticas y Polonia piden un embargo de las importaciones de petróleo que llegan de Rusia, un paso a priori menos arriesgado que cerrar a cal y canto el suministro de gas, una gran mayoría de países- con Alemania al frente- se oponen a esto último y creen que esto supone jugar con fuego.

La Comisión Europea ha puesto sobre la mesa una estrategia para reducir dos tercios este año las importaciones de gas ruso y este plan incluye la compra de 50.000 millones de metros cúbicos de gas licuado a otras potencias como Estados Unidos o Qatar. Al otro lado del Atlántico no tienen problemas de falta de suministro gracias a la controvertida técnica del “fracking” que extrae gas esquisto entre las rocas. Pero existen interrogantes sobre si esta estrategia europea será suficiente y la prudencia se impone en un momento de fuerte repunte de los precios de la energía.

Aunque se esperaba que la presencia de Joe Biden en la capital comunitaria supusiera una cierta presión para que los líderes europeos decidieron dar un paso más en sus sanciones energéticas contra Rusia, lo cierto es que al cierre de esta edición no se esperaban nuevas decisiones en este terreno.

“Las sanciones deberían tener un efecto mucho mayor en el lado ruso que en nuestra economía. No es nuestra intención imponer sanciones que de manera innecesaria debiliten nuestra economía”, explicó ayer el primer ministro belga Alexander De Croo, en lo que supone una franca declaración de pragmatismo europeo, compartida por muchas cancillerías.

En un comunicado hecho público ayer tras la reunión del G7, las siete potencias más industrializadas del planeta se conjuran para buscar alternativas al suministro por parte de Rusia a la vez que apuntan a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) para que estos países actúen con responsabilidad y aseguren en suministro en estos momentos de crisis.

“Seguiremos trabajando con ellos y con todos los socios para garantizar un suministro energético global estable y sostenible”, aseguran el G7 en este texto, a la vez que pide aplicar de manera efectiva las sanciones impuestas a Rusia para que Moscú no pueda utilizar sus reservas de oro para eludir los castigos. De momento, la UE y EE UU han conseguido congelar la mitad de las reservas en moneda extranjera del Banco Central Ruso, lo que ha conllevado la depreciación del rublo y medidas de control de capitales. En los últimos horas, la moneda nacional rusa ha recuperado terreno, después de que el Kremlin haya obligado a aceptar tan sólo pagos en su moneda por las transacciones de gas y petróleo.